Una de cada siete mujeres desarrollará cáncer de mama en algún momento de sus vidas. Ya era sabido que hay relación entre el trabajo nocturno y el riesgo de cáncer de mama, que se cree que se debe a los patrones de sueño interrumpidos, la exposición a la luz durante la noche y demás factores. Pero ha habido mucha menos investigación sobre los efectos potenciales de los hábitos de sueño en el riesgo de cáncer de mama.

En el análisis observacional se usaron datos del Biobanco del Reino Unido, y ser madrugadora se asoció con un riesgo ligeramente menor de cáncer de mama (una mujer menos por cada 100) que las de preferencia nocturna.

Sin embargo, los autores enfatizan que la influencia probablemente sea menor que la de otros factores de riesgo conocidos para cáncer de mama, como el IMC y el consumo de alcohol.

Close-Up Of Alarm Clock On Blue Table Against Pink Wall

Kwanchai Lerttanapunyaporn / EyeEmGetty Images

Los investigadores señalan algunas limitaciones, por ejemplo, el estudio se basó en parte en medidas de sueño autoinformadas y se limitó a mujeres de ascendencia europea, por lo que los hallazgos pueden no ser aplicables a otros grupos.

Como tal, los investigadores dicen que sus hallazgos «proporcionan evidencia sólida para un efecto causal del cronotipo en el riesgo de cáncer de mama». Añaden que se requiere más trabajo para descubrir las posibles razones de las asociaciones entre la interrupción del sueño y el cáncer de mama. No obstante, estos hallazgos «tienen implicaciones potenciales para influir en los hábitos de sueño de la población general para mejorar la salud».

¿Qué importancia tiene este descubrimiento?

La profesora Eva Schernhammer de la Universidad de Viena dice que estos hallazgos «identifican la necesidad de futuras investigaciones que exploren cómo se pueden reducir las tensiones en nuestro reloj biológico».

Esto ofrece una gran oportunidad para preservar la buena salud, lograr un envejecimiento saludable y, más específicamente, para desarrollar nuevas estrategias personalizadas para reducir el riesgo de enfermedades crónicas asociadas con los ritmos circadianos, agrega.

Esta línea de investigación «también podría ayudar a alinear las horas de trabajo con el cronotipo de cada persona, a unir más estrechamente el tiempo impuesto externamente con la preferencia individual, especialmente en la población trabajadora», concluye.

Esther Sánchez