El Strongyloides stercoralis es un nemátodo que produce la estrongiloidiasis, una enfermedad con graves consecuencias principalmente en aquellas personas inmunodeficientes. La estrongiloidiasis es endémica en muchas áreas tropicales y subtropicales del planeta. Ahora, un grupo de científicos liderados por Peter Odermatt, señalan que han realizado una encuesta de parasitología a nivel nacional de la población camboyana y concluyeron que casi un tercio está infectada con S. stercoralis.

El nemátodo se transmite a través de larvas e infectan a los humanos a través de la piel. El gusano puede causar infecciones duraderas y potencialmente fatales. Desafortunadamente las larvas no se detectan mediante diagnósticos coprológicos estándar, por lo que S. stercoralis ha sido sub-detectado y pasado por alto durante décadas.

En este nuevo estudio, publicado en PLOS Neglected Tropical Diseases, el equipo de Odermatt utilizó una prueba de diagnóstico que detecta los anticuerpos IgG de S. stercoralis en la orina. En total participaron unos 7.246 voluntarios, quienes proporcionaron datos sobre demografía, higiene y conocimiento sobre la infección.

Los resultados mostraron que el 30,5% de los participantes estaban infectados con lombrices. La tasa en provincias individuales varió de 10,9% a 48,2%. El riesgo de infección aumentaba con la edad y defecar al aire libre se asoció con un mayor riesgo.

Además, la infección por S. stercoralis se asoció positivamente con altas temperaturas nocturnas, precipitaciones y la distancia al agua y negativamente con la tierra ocupada por los campos de arroz. Los modelos estadísticos espaciales permitieron predecir, sin la necesidad de análisis de voluntarios, en qué lugares sería más frecuente, lo que permitió trazar un perfil de riesgo a nivel nacional para la infección por S. stercoralis en Camboya.

«Nuestro estudio representa un claro mapa de riesgo de S. stercoralis en un entorno altamente endémico – señalan los autores en el estudio –. Sobre la base de estos datos, la población en riesgo se puede cuantificar y la planificación de un enfoque de control concreto se vuelve realista, pero se necesitan subsidios para apoyar el alto coste de los medicamentos para comenzar a combatir la infección”.

Juan Scaliter