La obesidad es la nueva forma de malnutrición que está afectando en los últimos años a la gente del campo, una población que históricamente ha sido víctima principal de las incidencias climáticas, las plagas de los cultivos o las grandes hambrunas. Según un estudio publicado en Nature, su aumento de peso puede considerarse ya uno de los factores que explican los altos índices de obesidad a nivel general.

Un equipo de investigadores, dirigido por el profesor Majid Ezzati, del Imperial College de Londres, y entre los que se encuentran científicos españoles del Ciberesp, examinó datos de 112 millones de personas en 200 países y comprobó que durante el período 1985-2017, el índice de masa corporal (IMC, que mide la corpulencia de un individuo al relacionar su peso con su altura), subió entre cinco y seis kilos.

Más de la mitad de este incremento (55%) proviene de poblaciones rurales. En los países de bajos ingresos, a veces más del 80% del aumento en el IMC proviene del campo. Y en todo el mundo, con la excepción del África subsahariana, la obesidad progresa tan rápido, o incluso más, que en las ciudades.

El estudio viene a alterar la sabiduría convencional sobre la distribución geográfica de esta enfermedad crónica. «En general, se acepta que la urbanización es una de las principales causas de la epidemia de obesidad en el mundo», observa Ezzati. En las ciudades, se sabe que el rápido acceso a alimentos altamente procesados y listos para el consumo así como los estilos de vida sedentarios han favorecido su prevalencia. “En las zonas rurales se percibía otro tipo de carencias de nutrientes, puesto que las personas consumen principalmente productos de su granja y jardín y tienen menos acceso a alimentos ultraprocesados», escriben los investigadores en Nature.

Cada vez más urbanitas

Mid-Section of an Overweight Man Sitting on a Park Bench With Take-Away Food

Digital Vision.Getty Images

Pero cada vez más, los estilos de vida entre las ciudades y el campo tienden a converger. Según los autores, la urbanización de la vida rural, con una agricultura cada vez más mecanizada, y el desarrollo de hipermercados en muchos territorios que ha permitido el acceso a los alimentos industriales podrían explicar esta nueva epidemia de obesidad. Los autores proponen una mayor atención al mundo rural. «Los debates de salud pública tienden a centrarse en los aspectos negativos de vivir en las ciudades, pero vemos que las ciudades ofrecen más oportunidades para una mejor dieta, más ejercicio y una mejor salud», señala Ezzati.

Con su trabajo, el profesor pretende contribuir a una mejor orientación en los esfuerzos de tratamiento y prevención. Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad casi se ha triplicado en el mundo desde 1975, con más de 650 millones de adultos. Más de 1.900 tienen sobrepeso. La obesidad es una enfermedad particularmente sintomática de las desigualdades sociales. Es en sí misma un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 o cáncer, y afecta principalmente a las poblaciones más vulnerables, para quienes el consumo de alimentos saludables es costoso.

Marian Benito