Raúl Albiol, el central internacional del Real Madrid, tuvo que abandonar la semana pasada la concentración de la selección española por una fractura en el pómulo. Y es que el fútbol, en lo que se refiere a la integridad de la cara, es un deporte de alto riesgo. Según la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, SECOM, el 30% de las fracturas maxilofaciales se producen durante la práctica deportiva, y la mayoría de ellas, seis de cada diez, en el fútbol.

El deporte rey se caracteriza por un gran contacto físico en el que los jugadores no utilizan ninguna protección. Cuando dos de ellos chocan a gran velocidad para hacerse con el control del balón, todo su cuerpo está en riesgo, pero especialmente la cabeza.

Según un estudio de la Universidad de Barcelona realizado con jugadores del Barca y publicado en la revista Medicina Clínica, uno de cada tres jugadores han sufrido alguna lesión en la cabeza. El 60% la tuvo por colisión con un contrincante, el 23% por un impacto del balón y un 15% por caídas.

¿Qué hacer cuando, literalmente, te han partido la cara? Los cirujanos maxilofaciales han encontrado una solución: el uso de máscaras de protección, una especie de escayola invisible. Están elaboradas con materiales transparentes y ajustables a la cara y sirven para consolidar los huesos fracturados, según explica Fernando Almeida, del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Ahora ya es posible incluso personalizar la máscara haciendo un escáner en tres dimensiones de la cara, lo que mejora la funcionalidad de la misma, según un estudio publicado en el British Medical Journal.

Los resultados son buenos, pero lo mejor no deja de ser prevenir. Fernando Almeida cree que los clubes debían instruir a sus jugadores sobre la importancia de proteger la cabeza de los impactos y, en el caso de que sufran una fractura, acudir con rapidez a un especialista.

Redacción QUO