La música tiene un poder inmenso. Y cada vez son más sus aplicaciones terapéuticas (siempre como complemento a los tratamientos médicos tradicionales, claro está). Ahora, un estudio realizado por la Universidad de Iowa, propone que una actividad como cantar podría mejorar en algunos aspectos la calidad de vida de los pacientes con parkinson.

En el experimento, que realizaron con diecisiete voluntarios, observaron que participar en clases de canto mejoraba el estado anímico de los pacientes, disminuía su nivel de estrés. E incluso se apreciaba una aparente mejora en algunos actos motores sencillos, como tamborilear con los dedos.

Los investigadores midieron el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en la sangre de todos los voluntarios, una hora antes y una hora después de la clase. Y los resultados mostraron que al término de la misma había una mejora en todos los parámetros.

Pero, ¿a qué puede deberse? Los autores del estudio creen que al reducirse los niveles de cortisol pueden aumentar los de oxitocina.

De todas formas, los investigadores son cautos y reconocen que la muestra de voluntarios es demasiado pequeña, como para que los resultados del estudio puedan tener un valor estadístico significativo. Pero también creen que son lo suficientemente prometedores como para realizar estudios de más alcance con una muestra más amplia.

Fuente: EurekAlert.

Vicente Fernández López