Lo primero que hace es, frente a la pared de más de 15 metros, agitar su mano, como si saludara a un desfile que nadie más que él percibe. Y luego sí, comienza a cogerse con seguridad de los amarres para escalar hasta el final de la palestra. Su velocidad, para qué engañarnos, no es sorprendente, su destreza es normal. Entonces…¿ qué lo hace tan diferente? El hombre que está escalando en el interior de un gimnasio, con un extraño dispositivo en su frente, es ciego desde los 13 años.
Su nombre es Eric Weihenmayer y nació con una extraña enfermedad degenerativa, retinosis, que fue apagando, lentamente su visión. Pese a esto desde el 2001 es el primero, y hasta la fecha único, invidente que ha coronado la cima del planeta, el Everest.
Pero la ciencia ha encontrado una solución, un atajo que elude sus ojos, pero logra enviar información del entorno a su cerebro. Y lo hace a través de la lengua.
En la visión normal, la luz que entra por la retina provoca impulsos eléctricos que el cerebro traduce como imágenes. El BrainPort, el dispositivo que Eric lleva en su frente, convierte la luz en impulsos eléctricos que estimulan la lengua en lugar de la retina. Este órgano tiene la mayor cantidad de terminales nerviosas táctiles del nuestro cuerpo (después de los labios) y es capaz de diferenciar dos puntos separados por menos de un milímetro. Así, la lengua capta, y el cerebro traduce, la distancia, el tamaño y la ubicación de los objetos.
“Aprender a usar el BranPort fue como estudiar un nuevo idioma. La información la recibo en dos dimensiones y mi cerebro debió aprender a darle perspectiva, dimensión y localización a toda esa información. Por eso a veces muevo las manos delante de mí. Eso me permite tener una escala con la cual comparar el resto de los objetos que me rodean y su ubicación”.
Gracias al BrainPort, Eric ha podido jugar con su hija al escondite y llevar una vida más independiente. Pese a las dificultades del aprendizaje, no deja de sorprenderse con las posibilidades de futuro de este invento: “La curva de aprendizaje de los invidentes crecería enormemente si pudiéramos utilizar el BrainPort unas horas al día. El cerebro tiene la increíble habilidad de adaptar nuestros sentidos y serían increíbles las perspectivas para un niño ciego que a partir de ahora podría conocer el mundo a través de su lengua”.

Redacción QUO