Ya sabemos que la vitamina E es un nutriente vital para la salud y que se encuentra en una amplia variedad de alimentos y suplementos. Los expertos en Nutrición están de acuerdo en que la mejor manera de consumir esta vitamina es a través de una dieta saludable. Su deficiencia en nuestro organismo no es muy habitual, y la sobredosis por el uso de suplementos es un tema que preocupa cada vez más a los expertos. Por ello, sobre todo si consumes algún tipo de medicamento de forma habitual, es esencial consultar a tu médico antes de tomar por tu cuenta un suplemento de vitamina E, ya que puede tener ciertas incompatibilidades. Se sabe que más de 250 medicamentos interactúan con la vitamina E, según el portal Drugs.com.

¿Qué alimentos aportan vitamina E?

La vitamina E es una familia de compuestos liposolubles. «Se presenta de forma natural en ocho formas diferentes, incluyendo cuatro tocoferoles (alfa, beta, gamma y delta) y cuatro tocotrienoles. El alfa tocoferol es la forma más común y más potente de la vitamina», tal y como señala Elizabeth Somer, experta en Nutrición y autora de «The Essential Guide to Vitamins and Minerals» (HarperTorch, 1993).

Entre los alimentos más ricos en vitamina E se incluyen las nueces, las almendras, los cacahuetes y las avellanas, y los aceites vegetales, como los de girasol, germen de trigo, maíz y soja, según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. (NLM). Las semillas de girasol y las verduras de hoja verde como la espinaca y el brócoli también son una fuente importante de vitamina E.

¿Cuánta vitamina E necesitas tomar en realidad?

La cantidad alimenticia recomendada (RDA) para la vitamina E es de 15 miligramos para las personas mayores de 14 años, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Las mujeres que en época de lactancia pueden necesitar un poco más de vitamina E, por lo que su dosis diaria recomendada sería de 19 mg. Las dosis por debajo de 1,000 mg parecen ser seguras para la mayoría de los adultos.

Para los bebés hasta los 6 meses de edad, la CDR es de 4 mg, y la CDR es de 5 mg para las edades de 6 meses a un año. De 1 a 3 años de edad, de 4 a 8 años de edad y de 9 a 13 años de edad, las CDR para la vitamina E son de 6 mg, 7 mg y 11 mg , respectivamente, según los NIH.

Con una dieta rica y saludable, la mayoría de nosotros obtendríamos de forma natural la cantidad necesaria de vitamina E, sin necesidad de suplementos.

Cuando hay deficiencia de vitamina E

Realmente, es algo bastante inusual, aunque algunas personas son más propensas a una deficiencia de vitamina E que otras, según los NIH. Los bebés, las personas con mala absorción de grasa y la abetalipoproteinemia (una afección que impide que el cuerpo absorba completamente ciertas grasas de la dieta) son más propensos a tener deficiencia de vitamina E. La anemia, la miopatía esquelética, la ataxia, la neuropatía periférica, la retinopatía, el deterioro de la respuesta inmunitaria y el daño nervioso son signos de que puede haber una deficiencia.

Los 5 grandes beneficios de la vitamina E

Como nutriente liposoluble, la vitamina E funciona principalmente como antioxidante, lo que significa que ayuda a proteger las células del daño causado por los radicales libres.

«Protege a las células del daño y podría ayudar a reducir[el riesgo de] una variedad de problemas de salud, desde enfermedad cardiaca hasta cáncer, y posiblemente hasta demencia», señala la nutricionista Elizabeth Somer.

Además, también es vital para el funcionamiento del sistema inmunológico. Como un poderoso antioxidante, ayuda a las células a combatir las infecciones.

Esta vitamina también ayuda a proteger la vista. Un estudio (realizado en 2015 por el Departamento de Epidemiología y Estadísticas de Salud del Colegio Médico de la Universidad de Qingdao) encontró que la ingesta de vitamina E y los altos niveles de tocoferol en suero estaban relacionados con un menor riesgo de cataratas relacionadas con la edad.

Por otra parte, juega un papel importante en la producción de sustancias similares a las hormonas llamadas prostaglandinas, que son responsables de regular una variedad de procesos corporales, como la presión arterial y la contracción muscular. Un estudio de 2015 publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. encontró que la vitamina E ayuda a reparar los músculos después del ejercicio, tal y como señalaba Somer.

Las personas con enfermedad de Crohn, fibrosis quística o incapacidad para secretar bilis del hígado al tracto digestivo pueden necesitar tomar formas suplementarias de vitamina E solubles en agua para evitar problemas digestivos, de acuerdo con los NIH.

¿Hay riesgos al tomarla?

Así es. Algunas personas pueden ser sensibles a los suplementos de vitamina E, según la Clínica Mayo. Los efectos secundarios más comunes al ingerir vitamina E son diarrea, náuseas, calambres estomacales, debilidad, cansancio, dolores de cabeza, erupciones, etc.

Como vitamina liposoluble, la vitamina E se almacena en el cuerpo y el exceso no se elimina a través del tracto urinario, como sucede con las vitaminas hidrosolubles. Esto significa que puede acumularse a niveles tóxicos con el tiempo, por lo que es posible una sobredosis de esta vitamina.

Demasiado suplemento de vitamina E puede también causar sangrado excesivo y otros síntomas, como fatiga, náuseas, visión borrosa y disfunción gonadal. También funciona como un anticoagulante leve, por lo que se desaconsejan las dosis altas antes de la cirugía, por ejemplo.

Además, un estudio realizado en 2005 por un equipo de investigadores de The Johns Hopkins Medical Institutions intentó demostrar que los suplementos de vitamina E podrían ayudar a tratar enfermedades cardiovasculares y cáncer. Sin embargo, se encontró con el efecto contrario: altas dosis de vitamina E aumentaban la tasa de mortalidad durante el período del estudio para los pacientes de enfermedad cardiovascular y cáncer. Los investigadores concluyeron que se deben evitar grandes dosis de vitamina E (los resultados se publicaron en la revista Annals of Internal Medicine).

De manera similar, otro estudio mostraba que las personas que tomaban suplementos antioxidantes, incluyendo la vitamina E, tenían un riesgo ligeramente mayor de mortalidad durante el período del estudio. Los resultados de ese estudio se publicaron en 2007 en el Journal of the American Medical Association y se centraron en 68 ensayos controlados aleatorios que dieron seguimiento a 232.606 participantes durante un promedio de 3,3 años.

Por lo tanto, si tu médico no te aconseja un sumplemento, lo mejor es adquirir la vitamina E a través de una dieta variada y saludable. Es lo que más beneficios nos va a traer a largo plazo.

Fuente: Livescience.com

Redacción QUO