Como el diestro, cien mil viajeros, uno de cada diez que emprende un viaje a una “zona caliente”, comprueba cada año en carne propia que los virus, bacterias y parásitos no piden permiso para colarse en la maleta. Y lo raro es que no se cuelen más porque la mitad de los turistas se lanzan “a la aventura”. Pueden planificar sus vacaciones en el África subsahariana hasta el más mínimo detalle, pero se olvidan de que su salud también viaja. Un estudio hecho en las salas de embarque de los aeropuertos de Madrid y de Barcelona entre personas con destinos de riesgo de enfermedades infecciosas demostró que más de la mitad no había recibido vacuna alguna. Otra investigación hecha en Cataluña reveló que la mitad de los que viajan a estos destinos desconoce que su desplazamiento pudiera comportar algún riesgo y el 72% ignora la naturaleza de los mismos. Beatriz Marciel cuenta que en su expedición amazónica todo el equipaje consistía en una mochila y un spray antimosquitos. En una zona endémica de malaria, los de la agencia les desaconsejaron el tratamiento profiláctico contra el mosquito Anopheles con el argumento de que “para cuatro días no merecía la pena”. Ninguna recomendación tampoco sobre calzado, ropa, precauciones al dormir… La aventura siguió esa noche, de camino a la laguna de los caimanes: “Sentíamos que había muchos bichos, tuvimos que quitarnos alguna araña, serpientes, hormigas gigantes que se te grapan a la piel…” Fue el momento que el mosquito eligió para picarle. Claro que, entre cientos de picaduras, quién iba a pensar que de ahí iba a salir un alien.

Mosquitos viajeros
Asistimos a una globalización de las enfermedades tropicales y no solo por el fenómeno migratorio y por el turismo. Hay otro factor que, según algunos especialistas, incide tanto o más en el aumento de dichas enfermedades: el calientamiento global. Las relaciones comerciales están transportando insectos y huevos de insectos que, debido al aumento de las temperaturas medias, se han adaptado a nuevas zonas, lo que está provocando la aparición de enfermedades tropicales en lugares insospechados hasta hace poco. Es el caso del mosquito Aedes altopictus, transmisor del dengue, fiebre amarilla y otras enfermedades virícas. Hace años estaba recluído en zonas tropicales, pero ya habita en algunas zonas de España, Italia, Suiza y Estados Unidos. “El agua es el medio natural en el que se reproducen las larvas de estos insectos y el aumento de su temperatura hace que puedan hacerlo en una semana en vez de en 27 días”, explica Basilio Valladares, director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales de Canarias. ¿Alarma? No hay motivo. Para evitar la transmisión de enfermedades como el mal de Chagas a través de la sangre ya se hacen análisis a todos los donantes. Y si la malaria se erradicó en los 60, acabando con las poblaciones de insectos, por qué no puede volver a hacerse ahora. Hay que “controlar” a los 300.000 viajeros que visitan cada año zonas endémicas Podemos ir al destino más lejano del mundo en 24 horas. Para vuestra tranquilidad ninguno es una zona de riesgo. Según los especialistas en Medicina Tropical, solo hay viajes de riesgo y turistas poco precavidos.

Redacción QUO