Los crecepelos siguen siendo un timo, unos porque no tienen efecto alguno y otros porque provocan efectos secundarios y son tan caros que al sufrido alopécico mantener el pelo puede salirle por un ojo de la cara. Es la conclusión de un estudio sobre los tratamientos para la alopecia de origen genético de la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, que ha analizado cinco tipos de terapias: champús, lociones y ampollas; suplementos con vitaminas y minerales; medicamentos; implantes; y nuevas técnicas como la ozonoterapia, el láser o los masajes mecánicos.

Sobre los reyes del mercado anticaída, ampollas, lociones y champús, la OCU es tajante: “ninguno ha conseguido demostrar efectos suficientemente constrastados contra la alopecia androgénica (de origen genético). Los complejos vitáminos y minerales que se han puesto de moda, “solo dan resultado si la causa de caída es una falta de alguno de estos nutrientes” y los extractos de té verde o levadura de cerveza carecen de “evidencia científica que respalde su presunta eficacia”. Tampoco corren mejor suerte la ozonoterapia, el láser o los masajes mecánicos. “Como mucho, dice la OCU, mejorarán la apariencia del cabello, pero no frenarán la caída”.

Los únicos productos que moderan o paran la caída son dos medicamentos, finasteride, que se toma en pastillas, y minoxidil, una loción capilar. Su eficacia está contrastada, pero la OCU carga las tintas contra ellos porque dice que son caros (finasteride sale por 650 euros al año y minoxidil por 200) y en el caso de las pastillas provocan «efectos secundarios como la disfunción eréctil o la disminución de la libido». La OCU no explica qué porcentaje de usuarios se ven afectados por estos problemas y tal y como lo redacta en su informe parece que fueran generales. Sin embargo, la Academia Española de Dermatología, que agrupa a todos los dermatólogos, explica que «es una medicación bien tolerada y los supuestos efectos sobre la potencia sexual no han sido demostrados». El informe de la organización de consumidores también carga contra el minoxidil del que afirma que «puede potenciar el crecimiento en otras partes del cuerpo». Ninguno de los dermatólogos consultados por Quo se han encontrado ningún caso de alguien que aplicándose una loción de minoxidil en el cabello haya visto crecer vello en otras zonas.

El precio, alrededor de 6.000 euros, también es el principal inconveniente de los implantes, según la OCU, pero sin embargo no cita que su eficia no es del cien por cien. Los calvos no tienen garantía de que la solución va a funcionar, la alopecia también afecta a los que han pasado por el quirófano.

Redacción QUO