Si bien el ser alto cuenta con muchas ventajas, los bajitos en esta ocasión están de suerte. Según un estudio publicado hoy en la web de The Lancet Oncology, las personas altas son más propensas a desarrollar cáncer.

Es a la conclusión a la que ha llegado el equipo de investigadores de la Universidad de Oxford, (Reino Unido) tras analizar los datos de más de 1.000.000 de mujeres durante 10 años de análisis y pruebas: por cada 10 centímetros de incremento sobre la altura media del grupo (160,9 cm), la probabilidad de desarrollar cáncer aumenta un 16%.

Pero la investigación no acabó aquí. Los científicos de Oxford decidieron revisar aquellos estudios que fueron publicados en el pasado y que asociaron la altura con el incremento de probabilidades de desarrollar cáncer en otros lugares del mundo. Al parecer, los datos que encontraron fueron «resultados muy consistentes» en otras poblaciones como las de Europa, Asia, Australia o Norte América, y todos ellos vinculados a la altura del sujeto, según afirma la revista Science. De hecho, los investigadores consideran que este descubrimiento podría explicar el aumento en la enfermedad que se ha dado en varios países cuya altura ha crecido a lo largo de los últimos años.

Tras dividir a las mujeres en grupos categorizados por su altura, se pasó a establecer una altura promedio en cada uno de ellos. Los científicos siguieron durante 10 años el registro de los participantes, y se percataron de que en ese período había habido unos 97.300 casos de cáncer entre las mujeres. Al comparar la incidencia de la enfermedad con la altura de las pacientes, se encontró un vinculo importante entre ambos. Según afirma Jane Green, autora principal del estudio: «Las mujeres de mayor estatura tienden a tener un estatus social y económico alto, también a beber más alcohol, ser más activas, tener menos hijos o tenerlos más tardíamente que el resto de mujeres. También es cierto que tienen la menstruación en una edad más tardía».

Los cánceres que tuvieron mayor impacto al relacionarlo con la altura fueron: el de ovario, útero, recto, colón, mama, el melanoma maligno y la leucemia.

La estatura adulta de la población europea ha aumentado un centímetro por cada década desde 1900 y esto podría haber conllevado un aumento de riesgo de cáncer del 10% al 15% según los investigadores. Aún no se sabe porque ser más alto hace que las personas sean más vulnerables a «la enfermedad» del s. XXI, pero sin embargo, una de las posibilidades que se barajan es que las hormonas que hacen que los niños crezcan, también estimulan el crecimiento de las células cancerosas.

Redacción QUO