Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Nacional de Sun Yat-Sen (Taiwán), los complementos vitamínicos o nutricionales que más de la mitad de la población consume, podrían no solo no ocasionar los efectos deseados por los consumidores, sino además ocasionar efectos desfavorables sobre la salud. Es a la conclusión a la que ha llegado el equipo del Dr. Wen Bin-Chiou al finalizar el estudio.

Según informa BBC, en una encuesta llevada a cabo en Estados Unidos los ciudadanos americanos declaran consumirlas porque «son buenas para la salud«. Además, los datos arrojan que cada día sube el índice de consumo de estos productos basados en minerales, aminoácidos, vitaminas o cócteles combinados de proteínas. Las cifras del mercado mundial al respecto alcanzan un índice de incremento cada año del 5%, pero de un 39% en los últimos diez años. Lo cual tampoco parece resultar excepcionalmente llamativo si tenemos en cuenta la gran variedad de productos de esta gama que los fabricantes de estos «remedios» tienen en el mercado.

Según afirma el Dr. Wen, «la gente que confía en el uso de suplementos dietéticos para proteger su salud podría estar pagando un precio escondido: tener la idea equivocada de que es invulnerable a los problemas de salud y tomar malas decisiones en lo que a su bienestar se refiere».

El estudio, publicado en Psychological Science, cuenta el proceso que llevó al equipo del Dr. Wen a esas conclusiones. Separaron dos grupos de personas. A unas les suministraron complejos de estas sustancias. A las otras un placebo. Al final del estudio se demostró que aquellas personas que creían haber tomado complementos nutricionales, se sentían más «invulnerables» a los problemas de salud que los que creían que habían tomado un placebo. Por ello escogían caminar menos, comer sin tener en cuenta todos los elementos necesarios de la dieta y con excesos u otras conductas que pudieran resultar incluso «temerarias» para la salud.

Lo cierto es que, como indica el Dr. Wen, no parece apreciarse que el aumento de estos compuestos sea directamente proporcional a un aumento de la salud pública.

Redacción QUO