Los seres humanos envejecemos más o menos de la misma manera que lo hacen otros primates, al contrario a lo que se cree comúnmente. Así lo señala un artículo publicado en la revista Science.

La forma en que envejecemos los seres humanos, viviendo muchos años en estado adulto y muriendo a edades relativamente avanzadas, ha llevado a pensar que se trataba de una característica única frente a otros mamíferos, que envejecen de forma más rápida.

Sin embargo, los autores del estudio, un equipo de varias universidades americanas dirigido por la investigadora Anne Bronikowski, han demostrado que esto no es así, por lo menos en lo que respecta a otros primates.

Para llegar a esta conclusión, compilaron series de datos en las historias de vida de otras siete especies de primates en sus hábitats naturales. La comparación muestra que la senectud humana sigue el mismo continuo general de envejecimiento que los primates.

En general, los primates estudiados experimentaron más o menos el mismo tipo de tendencias, incluyendo un relativamente alto riesgo de muerte en la infancia, un relativamente bajo riesgo de muerte cuando son jóvenes, y posteriormente un creciente riesgo de morir conforme envejecían.

Asimismo, en varias pero no en todas las especies, los machos tendían a tener vidas más cortas y una mortandad específica a la edad más alta que las hembras. Los patrones de envejecimiento a través de las especies de primates no parecían relacionarse con la posición de las especies dentro del árbol evolutivo. Por tanto, los autores concluyen que los patrones de envejecimiento son relativamente maleables en primates que probablemente se ven afectados por presiones evolutivas locales.

Redacción QUO