«Salga a la calle y consígame una entrevista con Buffalo Bill». Con tan contundete frase pronunciada por un redactor jefe a un joven periodista en prácticas, arranca Barcelona Far West, novela de Jordi Sole que recrea (a medio camino entre la realidad y la pura fantasía) un suceso verídico, la visita del circo del famoso explorador del oeste americano y su circo a la ciudad condal en diciembre de 1889. Un suceso que, más allá de la efeméride anécdotica, ahora cobra una actualidad añadida ya que entre las muchas leyendas que circularon en su momento, figura una muy especial: el cólera, la misma plaga que ahora asola a la atribulada Haití, mató a diez de los sioux que acompañaban a Buffalo Bill, y habrían sido enterrados en un cementerio de la ciudad. ¿Pero fue real este suceso?

Buffalo Bill su circo iniciaron una gira europea en 1889 visitando París, con motivo de la Exposicón Universal. Luego se desplazaron hasta Londres y acabaron recalando en Barcelona a finales de aquel año, donde permanecieron durante cinco semanas. El circo se instaló en un descampado de La Diagonal, entre las calles Aribur y Muntaner y, si hacemos caso a la crónica publicada en su día en el diario La Vanguardia, el acontecimiento fue todo un éxito. «Tiene gran interés dramático la escena que ilustra el duelo entre Buffalo Bill y el jefe Cheyenne Yellow Hand en presencia de las tropas de Estados Unidos y de las fuerzas de los indios rebeldes, después de haber andado a tiros unos y otros. Esta pantomima recrea un acontecimiento histórico en el que fue protagonista el mismo Buffalo Bill», explica el diario catalán, que también describe con detalle otros muchos números, entre ellos la actuación de la joven tiradora Annie Oakley. Un relato periodístico que el redactor concluía de la siguiente manera: » «Producía extraño efecto aquel campamento indio de Far West trasladado a la izquierda de ensanche, y uno no sabía convencerse de que con tanta tranquilidad pudieramos permanecer sin peligro al lado de los terribles cazadores de cabelleras. Hay que decir, eso sí, que la asistencia al espectáculo fue numerosa, que no bajaría de las siete mil personas».

Todo un éxito sin duda para la época. Pero otro artículo publicado en el mismo diario en 1964 no era tan entusiasta respecto a a la asistencia de público que al parecer tuvo el espectáculo del salvaje oeste. Repasando la historia de los diferentes circos internacionales que habían visitado la ciudad de Barcelona, a la hora de referirse al de Buffalo Bill, el reportaje publicado en los años 60 afirma que las gradas estaban casi vacías ya que el miedo al cólera hacía que la gente se quedara en sus casas. Y recuerda dicho artículo que diez indios sioux, más otros tres trabajadores blancos del circo, y uno de los organizadores del mismo, el coronel Frank Richmond, fallecieron por causa de dicha enfermedad durante su estancia en Barcelona. El cadáver de Richmond habría sido embalsamado y enviado de regreso a los Estados Unidos, pero los pieles rojas habrían sido enterrados en un camposanto local.

Personalmente, tengo que confesar que no he encontrado ninguna fuente que confirme que esto realmente fuera así. La única muerte que esá demostrada es la del coronel Richmond, aunque no están registradas sus causas, y existen pruebas del ingreso hospitalario de dos sioux en una clínica barcelonesa para ser tratados de viruela, pero no se menciona que falleciera ninguno de ellos. Es más, ni siquiera he encontrado ningún artículo ni referencia bibliográfica que demuestre que en 1889 había cólera en Barcelona. Aunque si es cierto que dicha plaga se había cebado con la ciudad catalana años antes, en 1854.

Lo que si pudo ocurrir, y esto ya es una especulación personal, es que en Barcelona existiera una epidemia de pánico. Recordemos que ese mismo año se estaba celebrando en París La Expo, y numerosos rumores afirmaban que la capital francesa si sufría una epidemia de cólera y que las autoridades estaban haciendo denodados esfuerzos por ocultar la realidad. Existe incluso una nvoela de Eric Ambler ttulada Extraño suceso (llevada al cine por Terence Fisher) que cuenta como una joven y su hermano llegan a la capital francesa para visitarla exposicióm. El muchacho tiene fiebre, ella sale a comprarle medicamentos y cuando regresa al hotel su hermano ha desaparecido. Y no solo eso, todo el mundo se empeña en decirle que ella ha llegado sola a la ciudad y nadie parece haber visto a su hermano. Finalmente descubre que el chico ha sido internado en una especie de lazareto secreto para enfermos de cólera.

Es ficción, sin duda, pero ilustra unos rumores que si fueron ciertos y que bien pudieron llegar hasta Barceloan encendiendo los miedos de una población que aún tenía recientes en la memoria los trágicos sucesos ocurridos años antes cuando la plaga si asoló realmente las calles barcelonesas.

Pero la muerte de los sioux por cólera no fue la única leyenda urba que circuló en torno al circo de Búffalo Bill durante su estancia en Barcelona. La desaparicón de varios niños hizo que algunos acusaran a los sioux de secuestrar a los críos para beberse su sangre. Y se dice también que el propio Buffalo Bill irrumpió a caballo y a tiro impio en un burdel del Tibidabo para rescatar a una joven sioux (sobrina del jefe Caballo Loco para que la cosa tuviera mas morbo) que había sido secuestrada.

¿Realidad o ficción? Que cada cual se quede con la versión que prefiera. Personalmente me limitaré a parafrasear lo que decía el personaje del periodista al final de aquella obra maestra del western dirigida por John Ford y titulada El hombre que mató a Liberty Valance (1962): «Cuando tengo que elegir entre la realidad y la leyenda, yo imprimo la leyenda».

Vicente Fernández López