Nuestra actividad neuronal se estimula con los errores de nuestros competidores, de manera que el cerebro aprende a mejorar nuestras propias acciones y a no caer en el mismo fallo. Así lo demuestra un estudio publicado en la revista NeuroImage, en el que se escaneó la actividad cerebral de varios jugadores que competían contra un adversario virtual en un juego de ordenador.

Los jugadores fueron capaces de aprender de sus propias selecciones con éxito, pero también con los fracasos de sus competidores. Los fallos inesperados de sus rivales generaban una actividad cerebral adicional, unas señales de recompensa y de aprendizaje en las zonas cerebrales relacionadas con la inhibición de los comportamientos. Esto sugiere que nos beneficiamos de los fracasos de nuestros competidores y nuestro cerebro se estimula para no incurrir en la misma acción que conduce a ellos, según los responsables de la investigación, un equipo dirigido por Paul Howard-Jones, de la Escuela de Educación y el Rafael Bogado, del Departamento de Ciencias de la Computación, ambos de la Universidad de Bristol (Reino Unido).

Sorprendentemente, cuando los jugadores observaban las selecciones a su competidor, los cerebros de los jugadores se activaban como si se tratara de realizar estas mismas acciones. Tales actividades en las «neuronas espejo» se producen cuando observamos las acciones de otros seres humanos, pero aquí los jugadores sabían que su oponente era un ordenador y no se utilizaron animaciones. Otras investigaciones han sugerido que el sistema de neuronas espejo realiza una forma inconsciente de leer la mente que nos ayuda, por ejemplo, a juzgar las intenciones de los demás.

Según Howard-Jones, si el cerebro humano puede responder como si su oponente virtual fuera una persona, es probablemente una buena noticia para aquellos que desean utilizar los ordenadores para el aprendizaje.

Redacción QUO