Si los humanos recordamos es porque tenemos cerebro. Entonces, ¿cómo lo hacen y  qué recuerdan las plantas?  

La “memoria” a corto plazo de una Venus atrapamoscas dura unos 30 segundos. Si un insecto toca los pelos sensibles de la planta solo una vez, la trampa permanece abierta y a la espera. Si el insecto vuelve a rozarla hasta medio minuto después, las hojas de la planta carnívora se cierran, atrapando a su presa. De algún modo, ha mantenido en su “memoria” que merodea un buen menú.

La trampa de Venus es más compleja que un cepo para ratones. No puede estar abierta siempre. Si lo hiciera le caerían restos de hojas y de materia que podrían destruirla. Así que solo se activa cuando es un insecto desprevenido el que ha caído en la trampa, y se mantiene abierta hasta medio minuto, mientras ha durado vivo el recuerdo. Recordar es básico para su supervivencia.

La buena memoria de los pinos

En numerosos experimentos han mostrado que los árboles tienen memoria, que guardan cientos de miles de recuerdos en sus troncos y hojas. Gracias a esa memoria han podido adaptarse a cambios climáticos extremos. En la Universidad de Oviedo hicieron un magnífico descubrimiento después de más de una década de estudios. La investigación, publicada en la revista «Journal Experimental Botany», identificaba los mecanismos que utilizan las plantas para recordar olas de calor o periodos de sequía.

Sometieron a un grupo de árboles a temperaturas de 45 grados seis horas al día durante cinco días. Después de seis meses de descanso, repitieron el experimento. Observaron que los pinos que ya conocían el calor intenso, aquellos que habían sido sometidos a la presión de 45º de temperatura día y noche, cuando volvía a esa sofocante resultaron menos dañados. Es decir, habían sido capaces de desarrollar una especie de «vacuna» que les protegió de la segunda ola de calor.

Las plantas han desarrollado una variedad de mecanismos para ‘recordar’ que les ha permitido aclimatarse a entornos hostiles, resistir el ataque de los patógenos y la vernalización (la adaptación a periodos variables de frío para la apertura de sus flores).

La vernalización se ha estudiado en varias ocasiones como un ejemplo de “memoria” de las plantas. Esencialmente, muchas plantas «recuerdan» en qué momentos del año han sido sometidas a temperaturas frías y producen semillas fértiles y florecen en función de ese recuerdo.

Recuerdos de una zanahoria

La zanahoria es un buen ejemplo de una planta bienal. La zanahoria tiene un sistema de memoria interna para saber si ha pasado el invierno o no. En invierno con el frío y menos horas de sol, las semillas de zanahoria germinan más. La hoja de la planta, lo que llamamos penacho, tiene menos fuerza. Sin embargo, la raíz se desarrolla más y su sabor es más dulce. La zanahoria recuerda en qué época del año ha pasado mucho frío y en función de ese recuerdo florecerá.

Hay plantas que procesan información sobre sus experiencias

Avisan a los suyos del peligro inminente

En un experimento realizado hace casi medio siglo se demostró que cuando algún patógeno daña las hojas de la planta del tomate, esta empieza a producir un compuesto natural, un insecticida, para protegerse. Pero lo más interesante es que este compuesto no solo aumentaba en la planta atacada por los insectos, también lo hace en las plantas vecinas. Es como si se avisaran.  Esta comunicación entre plantas se ha mostrado posteriormente en experimentos con otras especies. Se estudió el daño causado por insectos a las hojas de unos álamos y del mismo modo se produjo una respuesta de defensa en árboles cercanos.  Los álamos atacados por los parásitos podían “avisar” a otros álamos cercanos para que se prepararan para un ataque inminente.

En palabras del genetista Daniel Chamovitz, autor del libro Lo que las plantas saben: “Las palabras tienen diferentes formas de memoria, como las personas. Tienen memoria a corto plazo, memoria de inmunidad, ¡incluso memoria transgeneracional! Sé que este es un concepto difícil de digerir para algunas personas, pero si la memoria consiste en formar un recuerdo (codificar información), retener el recuerdo (almacenar información) y evocar el recuerdo (recuperación de datos), entonces las plantas definitivamente recuerdan”.