Pero ese problema podría tener solución siempre que haya una costa cerca. Los hermanos italianos Sergio y Luca Gamberini proponen cultivar verduras en invernaderos submarinos. Su proyecto Nemo’s Garden prevé unas esferas abiertas que se anclan al suelo y se convierten en un ecosistema ideal para sembrar lechugas, alubias y albahaca.
Aún están en fase de experimentación, pero han conseguido formar parte del pabellón italiano en la Expo de Milán, como una de las 21 propuestas de alimentación sostenible en la iniciativa Potenza del Limite.

Las plantas se siembran en una solución de nutrientes que permiten su crecimiento, según la técnica hidropónica, la luz solar les llega a través del mar y el agua también se obtiene de este. Dado que en el interior de la burbuja de plástico llena de aire la temperatura es mayor que en el entorno, el agua situada justo debajo se evapora y se condensa sobre el plástico. Ya han conseguido recogerla y hacerla apta para el riego.  Además, no haría falta añadir pesticidas, ya que es muy poco probable que los parásitos accedan hasta allí.

Por eso, los hemanos Gamberini presentan su invento como un sistema autoabastecido y sostenible sin apenas impacto sobre el entorno, a diferencia de la agricultura tradicional. Como mucho, aseguran, serviría de refugio a especies marinas. Y también podría usarse para cultivar algas, que incluso podrían proporcionar los nutrientes para las otras plantas.

Por ahora, han realizado cuatro campañas de prueba en la costa de Noli (Savona, Italia), en las que han recogido datos sobre el proceso. En las cosechas obtenidas no han verificado diferencias de sabor y aspecto respecto a las de tierra, y los análisis muestran que los aceites esenciales de esas plantas también son muy similares.

El siguiente paso será comercializar una versión casera de las esferas, destinada a los acuarios domésticos. Podremos adquirirla a partir de abril de 2016, y después enviar nuestros resultados para que engrosen los datos de evaluación del Jardín de Nemo.

LOS DATOS:

2012 surgió la idea. Desde entonces, han desarrollado cuatro proyectos piloto, uno por año.

15 m2 mide la superficie de cada invernadero, fabricado con plástico transparente sobre una estructura metálica.

31.130 dólares consiguieron con la financiación popular en el portal Kickstarter.

7 biosferas de varios tamaños tendrá como mínimo cada huerto, según el diseño actual del proyecto.

Nueva profesión: agronauta.

Así llaman en el proyecto a los buzos encargados de cuidar los cultivos y cosecharlos.

Luz y agua.

Entre 5 y 10 m, donde se recomienda situar las biosferas, aún llega suficiente luz solar. El agua la proporciona el propio mar.

Verdura fresca.

Ya han sembrado nabo, alubias, lechuga, orégano, menta, cilantro, rábano, perejil, tomillo, albahaca, calabacín, ajo, espinacas, guisantes y flores silvestres. 

Siempre conectados.

La esfera principal transmite permanentemente datos de humedad, temperatura y rendimiento al centro de control, situado en la orilla.

Pruébalo en casa

Esta versión para el acuario te permitirá probar tu propio huerto y aportar tus datos a los fabricantes.

Cosecha anual.

El 20 de septiembre se recogió la cosecha de este año. Para celebrarlo, elaboraron un pesto con la albahaca marina.