Cuarenta días y cuarenta noches. Eso es lo que según la Biblia duró el Diluvio Universal, una leyenda que se repite (con algunas variaciones) en muchas culturas. Ahora se estrena en nuestras pantallas Noé, una superproducción dirigida por el prestigioso Darren Aronofsky y protagonizada por Russell Crowe en la piel del hombre que (supuestamente) construyó el arca, vivió 950 años… e inventó el vino.

El nieto de Matusalén

Escribir una biografía de Noé no resulta una tarea sencilla. La Biblia y el Corán son las únicas fuentes que nos hablan del personaje, y ninguna de ellas cita dónde podría haber nacido este santo varón, ni dónde murió, ni en qué lugar está enterrado. De hecho, no se sabe casi nada de cómo habría sido su existencia antes de que Yahveh le ordenara construir el arca. Los textos sagrados solo dicen que fue hijo de Lamec y nieto de Matusalén, patriarca conocido por haber sido el hombre que más tiempo había vivido (969 años, según los textos sagrados). Vamos, que unos genes longevos sí que los tenía.

La Biblia dice que Dios, cansado de la continuada maldad del hombre, decidió exterminar toda la vida sobre la faz de la tierra y salvar al único varón justo que halló entre los mortales: Noé (nombre que en hebreo significa “descanso”).

“Voy a arrojar sobre la Tierra un diluvio. […] Construye un arca y mete en ella a tu familia y a una pareja de animales de cada especie”, cuenta la Biblia que le dijo Dios a su elegido.

Le pilló ya talludito

Según el relato, Noé ya había cumplido la nada despreciable edad de 480 años cuando el Señor le ordenó construir el arca. Y dado que había sido escogido por su bondad, es de suponer que aquellos cinco siglos los había pasado llevando una vida, digamos, aburrida. Sin estridencias ni excesos, trabajando probablemente de agricultor y carpintero (ya que algún conocimiento de esta materia debía de poseer para poder llevar a cabo la magna tarea de construir la nave). Sabemos, eso sí, que se casó con una mujer llamada Emzara, casi tan longeva como él. No en vano, los rabinos hebreos especulan con que su esposa también era descendiente de Matusalén (¿pero cuál era el secreto de esa familia?) y, por tanto, prima del propio Noé.

Tras recibir el encargo del señor, el patriarca pasó nada menos que 120 años entregado a la titánica tarea de construir el arca con sus propias manos, a la vez que trataba de avisar a sus semejantes de la catástrofe que se avecinaba. Pero solo consiguió que se burlaran de él.

Toda el agua existente en mares, océanos y ríos no sería ni el 38% de la que tendría que haber caído en el Diluvio Universal

El diluvio comenzó coincidiendo con sus 600 años de vida. Noé entró en el arca con su esposa y sus tres hijos (Sem, Cam y Jafet), acompañados también por sus respectivas esposas. Y por supuesto, por los animales que el Señor había ordenado que subieran a bordo. Pero, ¿cuántos se supone que embarcaron en la nave?

La Biblia dice que Dios ordenó a Noé que llevara consigo a una pareja de cada especie viva existente en el planeta, pero no especifica ninguna cifra concreta.

Irvin Finkel, experto en culturas mesopotámicas del British Museum, se ha prestado al juego de tratar de calcular cuántas criaturas podrían viajar en una hipotética arca de Noé. Tomando como base la existencia de 1.729.000 especies descritas, el experto apunta que: “Casi un millón y medio son criaturas marinas, por lo cual podrían haber sobrevivido a la inundación. Descontando también otras que, sin ser estrictamente acuáticas, sí podrían sobrevivir en el mar, podríamos quedarnos con unas veinte mil especies. Al tener que embarcar parejas, creo que con unos 40.000 ejemplares, Noé habría cumplido con el mandato divino”.

Un denso escudo de nubes

La Biblia dice que llovió durante cuarenta días y cuarenta noches, y que toda la superficie del planeta quedó anegada. Pero ¿cuánta cantidad de agua tendría que caer del cielo para que se produjese un cataclismo de tales dimensiones?

El físico y divulgador Ivan García Cubero ha hecho sus cálculos, y basándose en ellos afirma que: “Si el agua cubrió toda la superficie de la tierra, como afirma la Biblia, tuvo que superar, por tanto, la cima del monte Everest. Y para lograr algo así se necesitarían aproximadamente unos 3.550 millones de km3 de agua”.

“De hecho”, prosigue, “la cantidad de agua existente en los mares, ríos, etc., de nuestro planeta no sería ni siquiera el 38% de la que se supone que cayó durante el Diluvio”. El experto continúa explicando que antes del cataclismo todo ese líquido tendría que haberse acumularse en la atmósfera en forma de vapor de agua, lo que habría provocado que todo el globo terráqueo estuviera cubierto de nubes desde su superficie hasta un radio no inferior a 10 kilómetros. “En esas circunstancias”, afirma Cubero, “las nubes habrían formado un escudo que habría reflejado las radiaciones solares, provocando un descenso de las temperaturas de al menos veinte grados”. Igualmente, según su criterio, tras el Diluvio, el agua que cubriría nuestro planeta absorbería tal cantidad de radiación que provocaría el efecto contrario, un aumento de las temperaturas de otros veinte grados. “Es fácil imaginar cómo habría afectado de forma devastadora a la vida marina y la salinización del mar”, concluye.

La primera borrachera conocida

Meses después de que finalizase el temporal, Noé envió un cuervo a que buscara tierra firme. Pero el ave no regresó. Mandó entonces a una paloma y esta volvió con una rama de olivo que demostraba que en algunos lugares la tierra había vuelto a secarse. Según la Biblia, pasó aún un mes antes de que el nivel de las aguas bajase de forma considerable y el arca se posara en la cima del monte Ararat. Momento en el que Yahveh ordenó a Noé que abandonara la embarcación con su familia y los animales. ¿Pero qué sucedió con Noé tras el diluvio? Según el relato bíblico, aún vivió 350 años, por lo que estuvo a punto de igualar el récord de Matusalén, que duró solo diecinueve años más que él. En ese tiempo, el constructor del arca se convirtió en agricultor y descubrió el vino de forma accidental. Plantó una viña y cuando recogió las uvas las exprimió y sacó su jugo. Lo probó y… ¡acabó embriagado! Fue entonces cuando su hijo Cam le descubrió desnudo y fue a avisar a sus hermanos para que se acercaran y se burlaran también de él.

Se supone que Noé vivió 950 años, 19 menos que Matusalén

Según las costumbres hebreas, que los hijos vieran desnudo a un padre era una de las mayores humillaciones que podía sufrir este (aunque las interpretaciones de algunos estudiosos del Talmud apuntan a que Cam pudo también abusar de su progenitor). Pero Sem y Jafet prefirieron respetar a su padre mientras reposaba la borrachera. Cuando Noé despertó y se enteró (parece ser que Dios le chivaba todo a su protegido) de la mofa de su hijo, maldijo al insolente Cam condenando a sus descendientes a ser esclavos de las estirpes de sus hermanos. Nuevamente, los estudiosos del Talmud aseguran que esa maldición se cumplió cuando los cananeos, que serían los descendientes de Cam, fueron sojuzgados por los israelitas, que serían los herederos de su hermano Sem.

Y eso es todo lo que los textos sagrados cuentan sobre Noé. Para haber vivido 950 años no es mucho. Pero mirándolo bien, aunque solo sea por haber sobrevivido al mayor cataclismo e inventar las bebidas espirituosas, tiene su mérito.

El escándalo de Noé

© D. R.

Así luce la colosal arca en el filme de Aronofsky. La película viene precedida de polémica, ya que varias comunidades cristianas de EEUU protestaron porque la cinta no recrea fielmente lo narrado en la Biblia. Paramount se planteó incluso estrenar dos montajes. Uno con la versión del director, y otra más fiel al texto sagrado.

Cuando el nivel del mar subió 1,4 metros

© D. R.

La existencia de mitos similares al del Diluvio en otras muchas culturas ha hecho que algunos científicos se pregunten si no pudo producirse algún fenómeno o catástrofe natural que haya servido de inspiración a tales leyendas. Para el climatólogo Chris Turney, profesor de la Universidad de Nueva Gales del Sur, ese suceso pudo ser la desaparición del glacial Laurentide, que se derritió entre los años 8740 y 8120 a. C. La consecuencia fue que el nivel del mar aumentó 1,4 metros. “Suficiente para que el agua rebasara el estrecho del Bósforo e inundara el actual mar Negro, lo que salinizó sus aguas”, explica el experto. El hallazgo en el fondo marino de abundantes fósiles de moluscos de especies de agua salada junto con otros de agua dulce es una de las pruebas. “El aumento del nivel del agua tuvo que producir forzosamente desplazamientos humanos, y podría ser que ese fenómeno fuera el germen de un mito como el del Diluvio”, explica. Esta teoría fue inicialmente formulada en 1997 por dos geólogos marinos estadounidenses llamados William Ryan y Walter Pittman.

Motivo de inspiración

© D. R.

El arca de Noé ha sido un motivo recurrente en el arte europeo. Aquí aparece en un fresco del italiano Aurelio Luini.

Otras culturas y otras lluvias

© D. R.

La Biblia no es el único texto que habla del diluvio. En el Corán también se menciona la historia de Noé, y existen mitos similares en otras muchas culturas. En un antiguo relato sumerio datado en el siglo VII a. C., la Epopeya de Gilgamesh, se cuenta que hubo una época en que los dioses vivían junto a los humanos. Los primeros decidieron acabar con la raza humana con una terrible inundación. Pero la diosa Ea tuvo piedad, y a través de las paredes de la choza de un hombre llamado Utnapishtim, le dio la orden de construir un barco y subir a este a todas las especies vivientes. Como se ve, un relato bastante parecido al de Noé. Y no es el único. En la mitología inca se relata que el dios Viracocha inundó la Tierra para destruir a una raza de gigantes, y los indios mapuches también hablan de una gran inundación. Solo sobrevivieron aquellos que, avisados por el dios culebra Trentren Vilu, se refugiaron en un cerro sagrado; en cambio, los que fueron engullidos por las aguas se transformaron en peces. La mitología griega también cuenta con su propio diluvio, provocado por Poseidón. Los únicos supervivientes fueron Decaulión y su esposa Pirra, quienes también construyeron un arca que acabó posada en la cima del monte Parnaso.

En la fotografíaa la izquierda, representación de Gilgamesh. Al lado, un grabado del Corán en el que se ve a Noé y su familia en el arca.

¿Qué aspecto tendría el arca?

© D. R.

¿Qué material se usó? La Biblia dice que Dios ordenó a Noé fabricar el arca con madera de gofer. Pero no se sabe con exactitud cuál era esa planta. La opinión más extendida es que se trata de un nombre antiguo para referirse a los cipreses.

Sus medidas. Habría alcanzado los 120 o incluso 130 metros de largo, por 24 de ancho y 14 de alto.

Un tercio de la nave sería el ocupado por los animales. El resto serviría para guardar los víveres con que alimentarlos.