Como ningún otro ser vivo. Cuando parece que ya no queda nada por descubrir, cae un cubo de agua fría sobre nuestros conocimientos. Ramón Massana y Fabrice Not, del CSIC, han descubierto un nuevo grupo de algas. Para Massana, “es sorprendente que todavía haya grupos con una historia evolutiva única que estemos descubriendo, y que no sabemos dónde situar dentro del catálogo de los seres vivos”. Otro enigma más.
Un litro de vida marina. Y hay más cubos aún. El evolucionista molecular Mitchell Sogin realizó un experimento: cogió un litro de agua de mar y, sencillamente, analizó el ADN que había dentro. Se encontró con 25.000 especies distintas. Aunque muestras adicionales sugieren que esa cifra podría elevarse a 100.000.
Cerebro de pájaro. El insulto ya no tiene sentido. Un estudio francés comprobó que las palomas pueden memorizar 1.200 imágenes. La investigación, también realizada en babuinos (memorizaron 5.000 imágenes), confirma que existen claras diferencias entre animales, pero también que hay grandes coincidencias en el modo en que trabaja nuestra memoria.
Atrapados en el pasado. Como si hubiera sido ayer. Pero fue hace 110 millones de años. Entonces, una telaraña que había atrapado a un ácaro, una avispa y un escarabajo quedó enjaulada en ámbar. Es el ejemplo más antiguo de una telaraña con insectos. El fósil está en la colección de la Fundación Conjunto Paleontológico de Dinópolis, en Teruel.
Salvar al lince. Hoy ya sabemos que el lince ibérico no morirá. Científicos del CSIC han logrado fertilizar óvulos de gatas domésticas con esperma de lince. El experimento sirve para mejorar las técnicas de fertilización. Obtener óvulos de lince es difícil, pues llegar a los animales es muy complicado. En el futuro se podría hacer por medio de cirugía.
Nadie lo sabía. Y de hecho, aún poca gente lo cree. Pero Sheila Coulson, una arqueóloga de la Universidad de Oslo (Noruega) ha descubierto que muchísimo antes de que usáramos herramientas de metal y que cruzáramos el Estrecho de Bering por una autopista de algas ya éramos capaces de elaborar pensamientos abstractos, como los correspondientes al arte y la religión. Hasta hace poco se pensaba que las primeras demostraciones de adoración habían surgido en Europa hace unos 40.000 años. Pero Coulson encontró, al estudiar una región de Botswana, evidencias de que allí la cultura San realizaba ceremonias para honrar a la serpiente pitón hace unos 70.000 años.
Plantas que se automedican
A partir de ahora no solo temeremos a los cáctus. El investigador Ian Baldwin ha descubierto que las plantas emplean sustancias semejantes a hormonas, mucho más eficaces que las producidas por los insectos, para curarse. Estas sustancias recorren toda la planta en cuestión de minutos, siguiendo un camino similar, químicamente hablando, a los procesos que tienen lugar en el cuerpo humano durante una infección.
El “abominable” ser de la imagen no aspira más que a crustáceo, pero es uno de los últimos descubrimientos del planeta. Lo encontraron retozando entre chimeneas que despiden minerales tóxicos a unos 2,5 kilómetros de profundidad, en el océano Pacífico. Por ahora es muy poco lo que se sabe de él. Los científicos creen que los vellos de sus patas pueden servirle para atrapar el alimento. Tan extraño resulta que los científicos han tenido que crear una nueva familia de animales para clasificarlo. Su nombre es Kiwa hirsuta. Pero tú puedes llamarlo Yeti.
El blanco más puro de la naturaleza ya no está en la leche ni en la nieve, sino en un humilde escarabajo, el Cyphocgilus. Según el investigador Peter Vukusic, de la Universidad de Exeter: “Tiene una blancura que rivaliza con el papel o la pintura.” Y lo consigue con una capa de solo 5 micras de espesor, 25 veces más fina que el papel más blanco. Si los científicos logran imitar el tono de su caparazón, podrían crear mejores detergentes, pinturas más blancas y luces más brillantes.
Animales que burlan la extinción
Primero fueron los pandas. Un análisis del ADN encontrado en las deyecciones de estos plantígrados ha demostrado que existe el doble de ejemplares de lo que se pensaba; serían en total unos 3.000 los animales salvajes que viven en China. Después vinieron los lobos, a los que ya se vuelve a ver en Castilla y León. También vuelven de un ostracismo indeseado los osos en Asturias, los buitres en Asia y dos tipos de sapos de los Andes peruanos.
Existe un planeta mínimo que, al descubrirlo, nos maravilla. Hoy sabemos que hay hormigas muy peculiares. La Polyrhachis sokolova, por ejemplo, es la única especie que puede vivir bajo el agua, gracias a pequeñas bolsas de aire. Una prima suya tiene la picadura más rápida del planeta. Tan explosiva es, que la puede enviar volando por los aires, para escapar de los depredadores.
