A veces la naturaleza tiene estos caprichos. En las selvas montañosas de Centroamérica, Colombia, Ecuador y Perú, el verde se sazona con pequeñas pinceladas de color, diminutos rostros de simio agitados por la cadencia del viento. Una ojeada más de cerca descubre el engaño y revela la identidad vegetal de las criaturas. Ese peculiar disfraz es característico de las orquídeas del género Dracula (pequeño dragón, en latín), muchas de cuyas especies solo han sido vistas una vez y se encuentran en peligro de extinción.

El Dr. Gary Meyer, vicepresidente de la asociación Pleurothallid Alliance y estudioso de estas flores, las ha capturado en las imágenes de estas páginas y nos explica que el rasgo que más las “primatiza”, esa especie de labio protuberante que exhiben, tiene en efecto una función imitadora. Pero no de mono alguno, sino de los hongos que atraen a las moscas polinizadoras de estas orquídeas, cuyo olor llegan a emanar. Los “ojos” están formados por pétalos, y la “nariz” por la columna, el aparato reproductor de la planta. Delicadas, solo florecen con más del 80% de humedad y entre los 4,5 y 13ºC de noche y no más de 26,5ºC de día

Sakí cariblanco vs Dracula sauili

Él: un sakí cariblanco. Es el macho de la especie Pithecia pithecia, que vive en la selva ecuatorial de América y cuya hembra es más parduzca.

Ella: una Dracula sauili. Oriunda de las selvas montañosas de Perú, se caracteriza por unas protuberancias como de pelaje grueso y muy blanco

Dracula dalstroemii

Esta belleza ecuatoriana solo puede encontrarse por encima de los 2.500 m

Dracula chritineana

Sufre una crisis de identidad: no se sabe en qué se diferencia de las D. tsubotae.

Dracula wallisii

Colombiana, como la mayoría de las Dracula, se presenta en tonalidades diversas

Dracula hirtzii

Normalmente roja, la variedad amarilla, xanthina, es extraordinariamente rara

Dracula Posadaurum

Cada flor muerta es sustituida inmediatamente por otra, en cualquier estación.