Los tiburones ballena han empezado a dejarse ver en grupo en una bahía de Indonesia. Este cambio de hábitos representa una oportunidad única para admirar e investigar al gran rey de los mares.

Desde hace unos diez años, la Bahía de Cenderawasih, en la provincia indonesia de Papúa, acoge un fenómeno único: un grupo de tiburones ballena (Rhincodon typus) patrulla permanentemente su costa, en lugar de migrar individualmente al cabo de unos meses hacia algún lugar indeterminado en el que aparearse y traer al mundo a sus crías. Las razones de estos gigantes marinos para abandonar la vida solitaria aún no están claras, pero una de las hipótesis que se barajan lo atribuye a la disponibilidad de comida fácil.

Los pescadores de la zona practican un sistema de pesca basado en atrapar grandes cantidades de peces pequeños para atraer después con ellos a especies más grandes y apreciadas en la gastronomía. Al parecer, también han conquistado involuntariamente a los tranquilos colosos, que se desplazan impertérritos bajos sus barcos.

A su vez, los escualos han despertado el interés de los aficionados al buceo de todo el mundo, así como de científicos interesados en su forma de vida. Un proyecto internacional ha colocado dispositivos de radiofrecuencia en cinco ejemplares, para obtener más datos sobre sus movimientos. Ojalá se queden lo suficiente para desvelar sus misterios.

Venid a mí

La abundancia de los peces usados como cebo por los pescadores puede haber atraído a los tiburones. Algunos de estos pequeños incluso entran en esa negra cavidad buscando cobijo.

¿Residencia habitual?

Aún no está claro si el grupo está formado siempre por los mismos individuos. El hecho de que la mayoría de sus componentes midan entre 5 y 7 m hace pensar que podría tratarse de ejemplares juveniles madurando en la tranquila bahía hasta la edad adulta, en la que suelen alcanzar de 9 a 12 metros.

A pedir de boca

El gigante solo tiene que desplazarse abriendo y cerrando su inmensa oquedad bucal bajo las embarcaciones. Con sus peines branquiales filtra las presas que entran en ella sin masticarlas.

Como miel en los labios

Los pescadores utilizan lámparas durante la noche para atraer gran cantidad de peces pequeños que capturan con sus redes. Al día siguiente sumergen estas cargadas con el botín, para atraer a especies más grandes. Desde luego, lo han conseguido.

Agua filtrada

A una velocidad de unos cinco kilómetros por hora, el tiburón ballena se desplaza por el mar filtrando litros y litros de agua, de los que atrapa el plancton y pequeñas criaturas, como cangrejos, medusas o peces menudos.

 

Vaya rostro

Muy cerca de su enorme boca, se encuentran dos ojos diminutos. Los orificios nasales, en el borde del «labio» superior están dotados de pequeñas aletas de piel que les sirven para detectar la cantidad de alimento que tienen delante.

DNI incorporado

Los dibujos que forman las manchas claras en la parte superior de su cuerpo son característicos de cada ejempla. Esta combinación de puntos de distintos tamaños les da la apariencia desde lejos, de un banco de peces muchos más pequeños.

 

Se admiten visitas

A pesar de su impresionante aspecto, estos colosos suelen reaccionar con tranquilidad a la visita de los humanos. Su presencia en Cendarawasih ha convertido la bahía en un centro de interés mundial para los buceadores.