Prestaciones del reno y del camello

Camello: El señor del desierto
Es posible que, a la hora de la verdad, seas tú el que tengas que llevar el camello y los regalos a cuestas. Y es que este vehículo tiene unas patas muy delicadas y está acostumbrado a viajar por arena. En cuanto lo metas en un terreno más accidentado, se lesionará y te dejará tirado en el barro.

Reno: Un verdadero todoter-reno
El diseño de sus “neumáticos”, anchos y planos, les capacitan para avanzar tanto por la tundra como sobre la nieve. Además, los renos son excelentes nadadores, capaces de cruzar ríos y lagos a la nada desdeñable velocidad de 6,5 km/h, que en el sprint llega hasta los 10 km/h. Y por si fuera poco, los de Papá Noel, además, vuelan.

Prestaciones del reno y del camello

Camello: Aire acondicionado, con cautelas
Ten cuidado con las apreturas, ya que una de las formas que tienen los camellos de minimizar la pérdida de agua es combatir el exceso de calor presionándose unos contra otros. Pon los regalos más frágiles en la zona alta, y las corbatas y guantes en los laterales. De todas formas, es fundamental que mantengas la distancia de seguridad.

Reno: Mejor con climatizador
Su denso pelaje es toda una garantía para las regiones más frías, ya que puedes echar una siesta bajo sus patas sin miedo a pasar frío. Sin embargo,  en cuanto toque hacer el reparto en zonas con un clima más cálido, como Brasil o California, es muy posible que se recalienten más de la cuenta. Por ello, es recomendable adquirir ejemplares que incorporen un buen climatizador de serie y echar de vez en cuando un vistazo al radiador, por si necesitan beber agua.

Prestaciones del reno y del camello

Camello: Atención al depósito
El tamaño importa también en el caso de los camellos. A la hora de escoger entre toda la gama “camellil” del mercado, ten en cuenta el tamaño de las jorobas. Cuanto más abulten, mayores serán sus reservas (que almacena en forma de grasas y mejor aguantará el ajetreado viaje.

Reno: Cuernos en vez de alerones
Nada más fardón que un trineo tirado por nueve renos de hermosas cornamentas. Así que recuerda que los machos dominantes las pierden a finales de octubre, mientras que los jóvenes no las mudarán hasta abril –por eso de que están en la edad de presumir–. Igual que las hembras, que son las únicas cérvidas –y féminas– que lucen cuernos sin complejos.

Prestaciones del reno y del camello

Camello: Claves de mantenimiento
Incluye un saco de sal en la caja de herramientas. Los camellos necesitan un aporte de sal de seis a ocho veces mayor que cualquier otro animal. Es el precio que hay que pagar por gozar de su capacidad de almacenar agua en el organismo. El lado bueno es que beben agua salada. Incluye también una reserva de Frenadol, o similar. Son muy sensibles ante la humedad, y como se constipen –o pillen la gripe– no habrá quien los mueva.

Reno: Renos en ‘renting’
Conviene adquirir los renos en un concesionario que ofrezca un plan de renting, ya que, probablemente, tendrás que cambiar de vehículo aproximadamente cada cinco años. Esa es la esperanza de vida media para el Rangifer tarandus –vamos, el reno en cuestión–. Un período que se recorta sensiblemente si lo que se precisa es que esté en plenitud de facultades. Además, no tendrás que ocuparte de posibles averías.

Prestaciones del reno y del camello

Camello: Interior poco confortable
Si valoras la comodidad, búscate otro vehículo. Su forma de avanzar balan­ceán­dose a uno y otro lado –mueve las dos patas del mismo flanco a un tiempo– te producirá más de un mareo. Y si a eso le sumamos que durante el transcurso del largo viaje la chepa se va “desmontando”…

Reno: Alumbrado deficiente
Y ahí les duele a los renos: que “descontrolan” por la noche. Y no porque empinen el codo, sino porque tienen una visión muy pobre. Vamos, que no ven un reno a tres pasos. Lo que complica sobremanera lo del reparto nocturno… si es que a estas alturas habíamos conseguido convencerles de cambiar sus hábitos diurnos. Así que ni luces de cruce, ni largas ni nada. Es mejor que viajes de día y te dejes de experimentos.

Prestaciones del reno y del camello

Camello: Velocidad de crucero
Si buscas velocidad punta, será difícil que te convenza. A plena carrera alcanza los 30 km/h; pero a cambio, es capaz de mantener la misma velocidad de crucero durante todo el viaje. Vamos, que si eres ya un abuelillo, está bien, pero si te gusta correr…

Reno: Resistencia y potencia
Los renos son animales acostumbrados a realizar grandes migraciones invernales de hasta 1.000 kilómetros. Ningún otro “vehículo” terrestre cubre semejantes distancias. Y en plena carrera, alcanzan velocidades de entre 60 y 80 km/h. Vaya, que van como un tiro. ¡Ho-ho-ho!

Prestaciones del reno y del camello

Camello: Autonomía de combustible
Pueden sobrevivir durante meses con un aporte mínimo de alimentos, y no necesitan parar cada dos por tres a repostar. Claro que, cuando pares, busca una gasolinera de esas para camiones y prepárate a freír la Visa Repsol: son capaces de beber hasta cien litros de agua en unos diez minutos. Eso sí, no necesitarás volver a desviarte a una vía de servicio, pues resisten días en marcha y parece que no saben lo que es el cansancio.

Reno: ¿Quién dijo insonorización?
Olvídate de actuar de incógnito. Los tendones de las patas de los renos producen un típico chasquido al caminar. Si los cazadores son capaces de localizarlos por este peculiar sonido, imagina los niños insomnes, ávidos de regalos. Cuando salgas del Polo, ya te estarán oyendo en Alaska.

Prestaciones del reno y del camello

Camello: Un viaje más que accidentado
Será difícil reclutar un grupo de camellos para el viaje. En invierno es su temporada de apareamiento, y a media hora de cópula cada 15 minutos… ¿Un grupo sólo de machos? Imposible. Acaban a mordiscos. ¿Y hembras? Sin un macho que las dirija, se perderán y, además, atraerán a miles de machos obsesos por el camino. En definitiva, sal con tiempo por lo que pueda pasar.

Reno: La mejor elección
No te fíes de las apariencias. Los machos más lustrosos en diciembre, después de la temporada de apareamiento, estarán destrozados tras pasarse un mes a sopapos. Además, los vencedores, que se han ganado el derecho a controlar un territorio, no están pa­ra salir de viaje. Lo mejor son machos jóvenes, que hayan estado al margen de disputas.