En la Reserva Natural de Walyormouring (Australia Occidental), avispas hembra acarrean agua para mezclarla con lodo. Con este engrudo crean cámaras de huevos que pueden transportar fácilmente hasta sus nidos más cercanos. Esta foto es una de las ganadoras del premio de fotografía de naturaleza más prestigioso del mundo, el Wildlife Photographer of the Year. Y en QUO no nos extraña… Repasamos algunas de las imágenes más espectaculares.

A resguardo

Marsel Van Ooster / Wildlife Photographer of the Year

Un mono macho qinling descansa junto a una hembra en el bosque templado de las montañas Qinling, en China, el único lugar donde vive esta especie en peligro de extinción.

Juegos del hambre

Nicholas Dyer / Wildlife Photographer of the Year

Un par de cachorros de perros salvajes africanos juegan en el Parque Nacional Mana Pools, en Zimbabue. El primero corre alegremente con la cabeza de un babuino entre sus fauces. Normalmente, sin embargo, esta especie se alimenta de antílopes.

Esta imagen resultó «solo» finalista pero la hemos seleccionado por su gran impacto.

Una piscina natural

Cristóbal Serrano / Wildlife Photographer of the Year

La imagen de este iceberg tomada desde un dron permite comprobar cómo unas focas cangrejeras se recrean en la piscina transparente que el deshielo ha creado.

Duelo a muerte

David Herasimtschuk / Wildlife Photographer of the Year

Una serpiente de agua y una salamadra gigante combaten en el río Tellico, en Tennessee (EEUU). Parecía que el duelo estaba sentenciado cuando el anfibio, tratando de ajustar la mordida, aflojo levemente su mandíbula. Fue suficiente para que la víctima escapara.

Vivir en la ciudad

Arshdeep Singh / Wildlife Photographer of the Year

Dos mochuelos moteados miran directamente a la cámara desde un viejo tubo de desagüe en la ciudad de Kapurthala, en el estado de Punjab (India). Esta especie, con una longitud de unos 8 cm, ha aprendido a anidar en espacios urbanos.

Protección

Javier Aznar González de Rueda / Wildlife Photographer of the Year

Un alchisme protege a su familia en El Jardín de los Sueños (Ecuador). La madre vigila a la crías durante todo el proceso de maduración y despliega sus punzantes alas cuando detecta vibraciones que puedan poner en peligro el desarrollo de las ninfas.

Marta García Fernández