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Antes de filmar Avatar 2 y buscar inspiración en el mundo submarino, James Cameron debería saber que en este reportaje tenía todos los personajes necesitados para la secuela. Y todas las razones científicas para ello. Hemos contado con expertos en biomimética y microbiólogos, y con la colaboración de científicos del Centro de Astrobiología (CAB) de Madrid, que han realizado una mesa redonda para especular qué sucedería en los océanos de Pandora con los conocimientos que tenemos de ella.

Los datos de Pandora y de Polifemo en los que hemos basado este reportaje han sido extraídos de la información científica volcada en la edición especial de la película. Como obviamente recordarás, Pandora es una de las 14 lunas del gigante gaseoso Polifemo, el segundo de los tres gigantes que orbitan la estrella Alfa Centauri A. Pero también se encuentra bajo la influencia de la otra estrella del sistema: Alfa Centauri B.

Según el equipo del CAB: “Alfa Centauri A ilumina Pandora durante el día, mientras que Alfa Centauri B lo hace durante la noche. Esto podría permitir que las plantas, las terrestres y las marinas, evolucionaran para realizar la fotosíntesis de día o de noche. Por otro lado, cada cierto tiempo, ambas estrellas coexisten en el cielo diurno de Pandora; esto genera una variación en las mareas y podría disparar el ciclo reproductor de diferentes organismos.” En el azul profundo de Pandora, la vida sería muy abundante. Pero hay una ventaja más. Y muy significativa.

La atmósfera de Pandora tiene un 18% de CO2; es decir, unas 470 veces más que nuestra atmósfera. “Concentraciones tan elevadas”, nos señalan desde el CAB, “podrían facilitar una fotosíntesis más eficiente, al evitarse la fotorrespiración, un fenómeno que hace que las plantas pierdan parte de la energía que han acumulado durante el día”. Por otro lado, la síntesis de la rubisco (la proteína más abundante en toda la biosfera, necesaria para fijar el CO2 atmosférico) es energéticamente muy costosa; por eso, el ahorro que supondría no tener que sintetizarla podría emplearse en otros procesos que requieren mucha energía; como, por ejemplo, la floración.

La cara oculta de pandora

“No sería descabellado”, especulan desde el CAB, “pensar en plantas de Pandora que tuvieran flores de manera prolongada, e incluso permanente.” Allí un jardín sumergido sería una realidad.
La fotosíntesis ininterrumpida también se apoya en otro escenario. Al ser Polifemo mucho más masivo que Pandora, esta podría mostrar siempre la misma “cara”. Este fenómeno de resonancia es típico de las lunas en nuestro Sistema Solar: en la nuestra y en los cuatro satélites principales de Júpiter ocurre. “Las plantas, dentro y fuera del mar”, agregan los expertos del CAB, “podrían evolucionar para emplear distintos tipos de luz en función de en qué cara de Pandora se encuentren”.

¿Qué ocurre si no hay resonancia en las órbitas? “La rotación de Pandora generaría mareas espectaculares y tsunamis. A pesar de eso, estas regiones podrían estar colonizadas por la vida, pues en zonas de mucho oleaje la concentración de nutrientes es mayor”, concluyen los astrobiólogos.
Claro, que todo esto puede parece muy bonito, pero hace falta un adversario digno de los na’vi. La abundancia de CO2 en el agua es la clave. “Al combinarse con el agua”, explican desde el CAB, “el CO2 genera carbonatos, que son el componente principal de las conchas de muchos organismos.

Esta estrategia defensiva estaría fuertemente favorecida en Pandora y obligaría a los posibles predadores a imaginar maneras de perforar, disolver y destrozar los gruesos caparazones de sus presas”. Un buen ejemplo es el isópodo gigante (véase el recuadro Ellos podrían ser los protagonistas). Ahí está el malo. 
Los enemigos pueden ser miles, gracias a que un ecosistema muy fértil les permite multiplicarse. Olga Prieto, geóloga planetaria del CAB, asegura que: “La gravedad de Polifemo afectaría directamente a la geodinámica de Pandora, y entre otras cosas, provocaría un gran hidrotermalismo. Allí es lógico imaginar ecosistemas asociados a zonas de gran concentración de nutrientes procedentes de las chimeneas submarinas. Serían oasis de vida en mitad de parajes yermos.”

La mayor radiación de las estrellas que rodean Pandora dispararía “el tamaño de los organismos. Al menos los de sangre fría”, argumentan desde el CAB, “ya que está determinado en gran medida por la temperatura”. 
Para que la comunicación que existe en la superficie también ocurra en los mares, hablamos con el microbiólogo Lars Peter Nielsen, de la Universidad Aarhus, Dinamarca, quien acaba de descubrir bacterias que se comunican a velocidades cercanas a las de la luz y a distancias que, en términos humanos equivalen a más de 35 km.


“Lo hacen mediante unos pequeños filamentos formados por proteínas”, confirma Nielsen, “y su propósito es el intercambio de oxígeno. Estas bacterias son interdependientes de un modo que desafía nuestra comprensión”.
Otra pregunta: ¿cómo se desplazarían los na’vi por el fondo marino? Los científicos recomiendan las diatomeas, un tipo de algas cuyas paredes celulares están hechas principalmente de dióxido de silicio, fundamental para construir microchips. De hecho, Joanna Aizenberg, experta en biomimética de la Universidad de Harvard, nos asegura que estos organismos “son chips de silicio vivientes y excelentes semiconductores”.

Así, solo queda una cosa por resolver: ¿cómo respirarán los na’vi bajo el agua? Stefan Hetz, del departamento de Fisiología Animal de la Universidad de Humboldt, en Berlín, lo sabe. “Hemos estudiado insectos capaces de aguantar la respiración durante 2 o 3 días”, explica Hetz. “Pero también hay ejemplos de organismos más complejos, como las tortugas que habitan en aguas frías, capaces de reducir su metabolismo y pasar meses bajo el agua sin respirar”.
 

El cómplice

Aunque su aspecto sea de cáctus, el calamar vampiro del infierno (Vampirotheutis infernalis) es un animal que habita las profundidades oceánicas. Si se siente amenazado, despliega sus púas para defenderse.

Vista submarina

El cangrejo herradura (Limulus polyphemus) no solo tiene la sangre azul, un extra para vivir en Pandora: sus ojos tienen adaptaciones específicas que le permiten ver la luz polarizada.

La red

Junto con la esponja regadera de Filipinas, el hongo Ohysarum polycephalum, también conocido como hongo de muchas cabezas, podría ser parte de la red que conecta a todos los organismos marinos de Pandora. A este hongo se le puede hacer crecer en la dirección que uno quiera proporcionándole ciertos minerales de los que se alimenta.

invisibilidad

El mimetismo es algo que los navi podrían poseer. Un gen de la familia agouti, de los cuales los humanos tenemos dos y determinan el color de piel y cabello, permite que ciertos animales cambien el color de su piel.

A cargo de la comunicación y el transporte

Bajo el mar, todo está pensado. La comunicación entre todos los seres que habitan Pandora, una de las características más sorprendentes del universo ‘Avatar’, es algo que en los océanos de la Tierra podría ocurrir. Nuestro planeta ya cuenta con la biotecnología. Solo falta aprovecharse de ella. Aquí, algunas pistas de cómo hacerlo

LAS NAVES: Del mismo modo que los na’vi se comunican con sus banshee por medio de “conexiones neuronales”, también podrían hacerlo con las diatomeas, gracias a que son “chips vivientes” (véase el texto general). Así, podrían gobernar su “vuelo”.

 

Respirar bajo el agua

La araña submarina europea, (Argyronetes aquatica) construye una burbuja para respirar bajo el agua. Allí puede vivir durante varios días sin necesidad de salir a la superficie.

El hogar

El gusano castillo de arena (Phragmatopoma californica) construye estructuras gracias a un cemento que genera con su saliva y con el que pega los granos hasta formar construcciones de extraordinaria dureza.  Estas podrían ser las casas submarinas.

Los protagonistas

 

EL ENEMIGO: El isópodo gigante es un crustáceo que habita los fondos del océano Atlántico. Llega a medir 76 centímetros y pesar casi dos kilos. Sus ojos están compuestos por 4.000 celdas, lo que le da una excelente visión en las profundidades.

El indómito

Con fuegos artificiales. Así llama la atención de sus presas este sifonóforo (colonia de medusas) de fuegos artificiales que pertenece a una especie aún sin clasificar.

La bella

Estas larvas de erizo de mar, muy similares a los “espíritus puros” de Avatar, tienen características únicas, nos asegura Steven Haddock, del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey: “Son diez veces más grandes de lo normal, que es una décima de milímetro, y sus líneas son rectas”.

EL malo

La Chondrocladia lampadiglobus, esponja lámpara de globo, es un carnívoro recientemente descubierto y fotografiado gracias al vehículo manejado a distancia del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey.

EL mártir

Mientras en la Tierra los animales bioluminiscentes, como este pulpo pelágico, cuentan con órganos constituidos por bacterias que generan luminiscencia , en Pandora “esta bioluminiscencia se podría dar sin necesidad de establecer simbiosis con otros organismos”, aseguran desde el CAB.