Estas imágenes de la Tierra muestran cómo circula el magma por su interior, cómo es su campo gravitacional, la forma de su  fantasmagórico campo magnético, fallas, nubes y huracanes

Las manzanas no caen a la misma velocidad en cualquier lugar, algo que Newton difícilmente podía advertir. La masa de la que está hecha la Tierra no es homogénea. Las diferencias las marcan capas de hielo de mayor o menor grosor, flujos de agua subterránea, lentas corrientes de magma en lo más profundo y un sinfín de variables geográficas.

Como la masa no es uniforme, tampoco lo es su campo gravitatorio. Las diferencias son muy leves, menos del 1% entre los puntos más extremos. La medición exhaustiva la llevó a cabo una misión de la NASA con nombre de mujer, GRACE (en español, experimento de recuperación gravitacional y clima). El primer trabajo de GRACE fue un mapa exagerado del desparejo campo gravitacional terrestre: una esfera multicolor profundamente abollado en India.

 

El globo terráqueo de GRACE está contenido en los confines de un superordenador, y no es el único creado por el hombre. Algunos de los planetas virtuales que puedes ver en la galería de imágenes, muestran la Tierra sin agua, otros la invisible magnetosfera; algunos permiten ver el pasado del planeta, otros el futuro.

La perdida de 109 kilómetros cúbicos de agua en la India disminuyó su campo gravitacional

El programa GRACE de la NASA alertó sobre las pérdida de 109 kilómetros cúbicos de aguas subterráneas en el noroeste de la India. Esta pérdida de masa provoca la disminución de su campo gravitacional. Los colores van del azul (gravedad mínima) al rojo (máxima)

Todos son representaciones de millones de datos reales procedentes de sensores y satélites. Para sus mediciones de la gravedad terrestre, GRACE utiliza dos satélites idénticos, en la misma órbita, separados entre sí 220 km. A medida que ambos giran, las regiones con gravedad más fuerte afectan al primer satélite: lo alejan levemente del segundo. Pueden detectar un cambio en la distancia que los separa de un micrómetro, la mitad del espesor de un cabello.

La NASA se lleva la palma en estudios sobre la Tierra. Entre ellos, el conocido como CLASS Project, que es parte de un macroprograma de medio ambiente. Sus expertos afirman haber recibido la friolera de 8,3 millones de archivos de observaciones del clima desde el año 1980. Hablan de 98 terabytes de información. P

¿Cómo convertir este tsunami de información en datos útiles? La repuesta son planetas virtuales que permiten visualizarlos de forma comprensible.

En lo más profundo

Shuo Wang, de la Universidad de Minnesota (EEUU), emplea una de lás técnicas que permiten observar el interior de un cuerpo humano, termografías, para reconstruir el centro de la Tierra. La aplicación se llama AMIRA, y trabaja fundamentalmente con datos de temperatura.

Con ellos, Wang ha creado un modelo en 3D del manto terrestre en el que se muestra cómo ascienden las columnas de magma hasta la superficie y allí se abren en abanico antes de convertirse en rocas más frías y hundirse. “Esta simulación permite entender la compleja dinámica de las placas tectónicas”, afirma Wang.

El mundo de Karin Sigloch, del departamento de Geociencias de la Universidad de Princeton, se ha creado gracias a la misma tecnología que permite recrear un cerebro humano en 3D: en este caso tomografías. El sistema consiste en bombardear con rayos X desde múltiples ángulos lo que quieres ver. La información combinada redibuja en 3D el cerebro, y en el laboratorio de Sigloch, las entrañas del planeta. Los sensores con los que trabaja registran ondas sísmicas provocadas por terremotos de gran magnitud. Las ondas que generan son tan poderosas que cruzan el planeta de extremo a extremo, y se desplazan a distinta velocidad según la temperatura del material que atraviesan. Sigloch ha recogido información de al menos 600 súper terremotos y ha reconstruido una placa tectónica, conocida como Farallon. Ahora planea un modelo global en 3D del interior de la Tierra.

Las columnas de magma calentando el núcleo de la Tierra

Esta bola transparente muestra cómo suben en el manto terrestre las columnas de magma (púrpura) calentadas por el núcleo (naranja) y cómo llegan hasta la capa externa del manto y después caen, más frías, en forma de abanico.

 

Ver el vapor de agua atmosférico solo es posible en una simulación como esta. Este gas, de efecto invernadero, atrapa el calor y refleja la radiación solar. Es responsable de hasta el 90% del efecto invernadero de origen natural que mantiene templada a la Tierra.

 

La velocidad de las aguas. Lo que ves aquí es la velocidad de las corrientes de los océanos a 15m de profundidad. Negro, 0 m/s; rojo 0,3 m/s; naranja 0,5 m/s; y blanco 0,8 m/s. La información mide el papel de los océanos en el cambio climático y en el tiempo.

La Temperatura del mar

Estos modelos, conseguidos gracias a sensores  diseminados en los océanos y diferentes satélites, les servirá a los climatólogos para saber de qué modo las corrientes marinas afectan al cambio climático.

Este mapa muestra la temperatura de la corriente del Golfo en el océano Atlántico. El azul indica el agua más fría, pasando por el verde y el púrpura hasta el rojo (aguas calientes). Fíjate cómo se templa el agua en las Canarias.

Tiempo de nubes

Esta es la primera representación de las nubes terrestres en 3D. Fue creada uniendo datos de diferentes satélites. Los colores muestras, las diferentes temperaturas, desde las frías, en azul, hasta las más cálidas en rojo. Las nubes se representan en blanco.
En el pacífico, la línea roja corresponde a la corriente El Niño, mientras que los puntos rojos en Sudamérica son incendios forestales.

 

Formación del huracán Rita. Información de las lluvias captadas por el satélite TRRM el 19 de Septiembre de 2005. La imagen muestra el centro del huracán formándose mientras pasa por el norte de Cuba (abajo, a la izquierda). Los colores señalan la altura de la lluvia, la zona roja es una región de nubes y precipitaciones que se alza 17 kilómetros sobre el nivel del mar. Este tipo de formación en torre es un signo de que la tormenta irá a peor. Al día siguiente Rita pasó de tormenta tropical a huracán y alcanzó la categoría 5, el 21 de septiembre.