En busca de soluciones para reciclar el plástico que nos inunda, científicos de la universidad de Edimburgo han encontrado la manera de convertirlo en la base de la producción de vainilla.

Las botellas de plástico se pueden reutilizar como componentes químicos gracias a bacterias modificadas con ingeniería genética.

El reciclaje inteligente cada vez llega a mas ámbitos de nuestra vida, por ejemplo, estas zapatillas hechas en España, pero aún queda un largo camino para que los plásticos dejen de contaminar nuestro entorno, incluyendo la lluvia.

Actualmente casi el 95% de los plásticos pierden todo su valor tras el primer uso, aunque ya existen plásticos que no contaminan, la mayor parte se mantiene como un problema ambiental que afecta sobre todo a la fauna marina.

Las bacterias parecen la solución para el problema del plástico, algunas se alimentan de polímeros eliminando los residuos y en otros casos las propias bacterias generan plásticos renovables, pero un nuevo estudio de la Universidad de Edimburgo podría tener una solución que no solo hace desaparecer los plásticos, sino que los reutiliza para convertirlos en la base de la producción de vainilla.

Los científicos han utilizado encimas que rompen el plástico en sus componentes más básicos, los ácidos tereftálicos (TA). Estos ácidos por sí solos no tiene demasiados usos, pero los investigadores han conseguido modificar genéticamente unas bacterias para que conviertan el TA en vanilina, la molécula que da el sabor a vainilla.

De residuos plásticos a deliciosos componentes alimenticios

La vanilina tiene usos en numerosas industrias, especialmente la cosmética, farmacéutica y por supuesto la alimentaria. La vanilina generada de esta manera podría consumirse sin ningún riesgo para la salud.

La demanda global de la vanilina aumenta cada vez más, consumiéndose anualmente casi 40 mil toneladas, para las cuales la planta de vainilla no es suficiente. El 85% de la vanilina que se usa es sintetizada a partir de químicos provenientes de los combustibles fósiles.

Joanna Sadler, directora del estudio opina que esta técnica podría convertir los plásticos de un residuo inútil y contaminante en un nuevo recurso a partir del cuál crear productos de alta calidad, en sus propias palabras: “Este es el primer ejemplo en el que se usan sistemas biológicos para reciclar residuos plásticos en químicos industriales útiles y con implicaciones muy interesantes para la economía circular”.

Las bacterias a las que se les aplicó ingeniaría genética para que completasen el proceso de plástico a vanilina eran de la especie Escherichia coli, que pueden producir enfermedades, pero gracias al avance en la ingeniería genética se han convertido en aliadas. Los científicos calentaron a 37ºC un brote de estos microbios modificados junto a los plásticos, en unas condiciones parecidas a las que se prepara la cerveza, al día siguiente en 79% del TA era vanilina.

Los investigadores ahora trabajan para incrementar el ratio de conversión de TA en vanilina y que sea un proceso posible a gran escala, además parece que el sentido del gusto no es el único que saldrá beneficiado de esta investigación. Los científicos piensan que, con un método similar, podrían crear importantes moléculas para la industria del perfume a partir del TA de los residuos plásticos.

 

REFERENCIAS

Microbial synthesis of vanillin from waste poly (ethylene terephthalate)