A medida que pasan los años, los narvales, los unicornios del mar, acumulan más mercurio en sus colmillos, lo que da una medida del cambio climático

Probablemente hayas visto alguna foto de un narval. Los narvales son una especie de cetáceo, parientes de las ballenas y delfines, cuyos machos se distinguen por tener un colmillo que puede llegar a medir tres metros de longitud y a pesar hasta diez kilos.

El colmillo de los narvales macho se proyecta desde el lado izquierdo de su mandíbula superior y, al igual que los anillos del tronco de un árbol, cada año añade una nueva capa de crecimiento. De esta forma cada nueva capa se convierte en un registro de la fisiología del animal, su movimiento y su alimentación.

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Un estudio de la Universidad McGill en Montreal, Canadá, ha analizado los colmillos de diez narvales del noroeste de Groenlandia para documentar los cambios que han registrado entre 1962 y 2010.

Su investigación, publicada en la revista Current Biology, ha encontrado que los colmillos de los narvales también son buenos indicadores de su ingesta de mercurio. De este modo, han descubierto que desde el año 2000 acumulan mercurio en una mayor cantidad.

Cómo se introduce el mercurio en la cadena alimenticia

El mercurio está presente de forma natural en la corteza terrestre, tanto en la actividad volcánica como en la erosión de las rocas. Sin embargo, sus principales emisiones al medio provienen de la actividad humana. Por ejemplo, por la combustión del carbón en las centrales eléctricas, la incineración de residuos o la extracción minera de mercurio y otros metales, según la OMS.

Cuando el mercurio se deposita en el agua, este se transforma en metilmercurio a partir de la interacción con algunas bacterias. Es de esta forma como el mercurio se acumula en peces y mariscos que tanto humanos como depredadores marinos consumimos.

Las principales emisiones de mercurio al medio provienen de la actividad humana

Según un estudio llevado a cabo por varias asociaciones españolas, del 90 al 100% del contenido de mercurio en los peces se encuentra en forma de metilmercurio. En estos, el metilmercurio está unido a proteínas, no a la grasa, por lo que no se elimina ni al limpiar ni al cocinar el pescado.

Cuanto más pescado o marisco se consuma, más mercurio hay en el cuerpo. Tanto el mercurio en forma de metal como el metilmercurio son tóxicos en grandes cantidades para el sistema nervioso central y el periférico, como apunta la OMS.

En los depredadores marinos, cuanto más alta sea su posición en la cadena alimentaria, mayor es la cantidad de metilmercurio que acumulan. Son varios los estudios que avisan de que los cambios ecológicos provocados por el cambio climático, como la pérdida de hielo marino ártico, también modifican la exposición a contaminantes como el mercurio.

Cuánto mercurio hay en los colmillos de los narvales

Los investigadores canadienses han encontrado que entre 1962 y 1990 los niveles de mercurio en los colmillos de los narvales aumentaron. Según apuntan, probablemente se deba a la ingesta del fletán negro, una especie de alto nivel trófico en aguas frías y, por lo tanto, alto contenido en mercurio.

Estos niveles de mercurio se nivelaron durante la década de 1990 debido a que, con la disminución de la cubierta de hielo marino, sus presas fueron peces pelágicos, que viven en zonas alejadas del fondo marino y de la costa, como el capelán o el bacalao polar, y suelen concentrar poco mercurio.

colmillo de narval

Diagrama sobre la vida de los narvales a partir de sus colmillos. A) Narvales; B) Colmillos de narval cortados por la mitad para su muestreo; C) Representación de los marcadores biogeoquímicos y de la cobertura de hielo marino en verano. Fuente: Current Biology

Sin embargo, a partir del año 2000, la cantidad de mercurio volvió a aumentar pasando de un 0,3% al año a un 1,9% al año en los colmillos de los narvales. Según los investigadores, estas cifras sugieren que hubo un mayor aporte de mercurio al medio ambiente, probablemente por la quema de combustibles fósiles, o un cambio en la dieta del animal, que se desvinculó de la presencia del hielo marino.

Los impactos del cambio climático debajo del mar

Aunque los resultados de este estudio excluyen una relación causal con el cambio climático, coinciden con un patrón emergente en los mamíferos marinos del Ártico: las temperaturas más cálidas están causando una disminución constante de la cobertura de hielo marino, lo que lleva a flujos del agua oceánica anómalos y a cambios en el uso del hábitat y la dieta de los depredadores.

Muchas especies dependen del hielo para evadir a los depredadores y buscar alimento o zonas de reproducción. Esto afecta a toda la cadena alimentaria del Ártico y a la vida de todas las especies.

Los cambios de temperatura y de hielo marino también provocan la invasión de nuevas especies procedentes de zonas más cálidas. Para el narval, en concreto, el hielo actúa como protección contra enemigos como las orcas.

Tras comprobar la información que esconden los cuernos de los narvales, los investigadores esperan conocer sus estrategias alimentarias en diferentes épocas para evaluar cómo se enfrenta la especie a las condiciones cambiantes que ocurren hoy en día en el Ártico.

REFERENCIAS

Analysis of narwhal tusks reveals lifelong feeding ecology and mercury exposure

Exposición al metilmercurio en la población general; toxicocinética; diferencias según el sexo, factores nutricionales y genéticos