Tímido, sexy, simpático o audaz. La vida en la copa de un árbol no dista mucho de la que transcurre en el mundo de los humanos: la personalidad de cada individuo y su comportamiento son determinantes para tener éxito en la vida, defenderse de los abusones y, sobre todo, triunfar en las relaciones personales. Y como en el caso del lenguaje humano (verbal y no verbal), el canto de los pájaros da muchas pistas sobre el carácter y las intenciones de su intérprete.

Un equipo de biólogos de la Universidad de Amberes (Bélgica) y de Eötvös (Budapest, Hungría) publicó en julio, en la revista PLoS ONE un estudio titulado Los pájaros revelan su personalidad cuando cantan (Birds reveal their personality when singing). En él han analizado el canto de una población de papamoscas collarino, para investigar si los rasgos de comportamiento involucrados en la llamada sexual proporcionan información sobre la personalidad de estas aves salvajes. Algo así como “dime cómo cantas y te diré cómo eres y qué intenciones tienes”.

Canción ligera

László Garamszegi, uno de los autores de esta investigación y que actualmente investiga en la Estación Biológica de Doñana, explica: “En primer lugar, la personalidad se manifiesta en el lugar elegido para cantar: los machos propensos a asumir riesgos y a explorar (los osados) cantan más cerca del suelo y de la caja-nido, mientras que los tímidos lo hacen arriba, en la copa de los árboles.

Cantar cerca del suelo tiene un coste mayor: atrae a los depredadores, razón por la que solo se atreven los individuos más audaces. Mientras que hacerlo escondidos en la copa resulta menos atractivo, tanto para las hembras como para los posibles enemigos. Por eso, a las aves tímidas les resulta más difícil encontrar pareja y reproducirse, pero tienen menos posibilidades de ser engullidos por un depredador”.

Por otra parte, tampoco transmite lo mismo la interpretación de La traviata que la de Sufre, mamón de Hombres G. Y es que la composición del canto también aporta datos sobre el temperamento del cantante. “Los individuos osados tienden más a la exploración, y tienen más probabilidades de encontrar nuevos entornos y entrar en contacto acústico con otros machos que los pájaros tímidos. Por eso, pueden adquirir más elementos canoros (agradables y melodiosos) e incorporarlos a sus sonatas. Como consecuencia, los audaces tendrán un repertorio mayor que los tímidos”, añade Garamszegi.
Por eso, esta mejora en la calidad del canto marca la diferencia al encontrar pareja. ¡Y cómo!

Redacción QUO