Normalmente, se captura selectivamente con cebos o feromonas que se introducen en trampas de las que el in­secto (atraído por el festín) no puede salir. Luego se cuentan los ejemplares caídos a diario. A veces, antes de soltarlos se marcan y se recapturan, para ver el número de ellos que caen de nuevo en los días siguientes y los que lo ha­cen si marcar.

En realidad tiene mucho de pura ma­temática y estadística, y como no existen diferentes ecuaciones ni fórmulas que se adapten totalmente a la especie elegida, se reajusta el resultado con otros factores: el tamaño, si son insectos voladores o terrestres, nocturnos o diurnos, si su longevidad es alta…

Todo ello determina la creación de una aplicación matemática que pueda facilitar su estimación correcta. Aun así, no hay que tomar al pie de la letra los números de poblaciones de ninguna especie, porque la experiencia e intuición del entomólogo suelen influir bastante en el resultado.

Redacción QUO