La peculiar intimidad de estos reptiles permaneció oculta hasta 2013, cuando un estudio se ocupó de su anatomía. Todavía no se sabe bien por qué su pene está erecto permanentemente, 
quizá porque está compuesto casi exclusivamente de colágeno. Sus diez centímetros de longitud nunca varían. Y, al igual que ocurre en el monstruo de La forma del agua, 
el órgano sexual entra y sale del animal. El pene, de color blanco pálido, se oculta en una cámara hasta que le llega el momento de entrar en acción. En ese instante, queda claro por qué el de los genitales 
masculinos de los caimanes 
es un campo de estudio 
con margen para avanzar: 
el miembro sale y entra del cuerpo del animal a una velocidad inaudita, como impulsado por un resorte. Una hipótesis defiende que el rápido movimiento se debe a la influencia de un tendón anclado al centro del pene y de un par de 
ligamentos que lo unen al 
hueso de la cadera.

Redacción QUO