Muchas veces nos preguntamos qué pasará por la cabeza de nuestras mascotas para que cuando nos ven tristes vengan a darnos cariño, o que cuando tenemos miedo, ellos tratan de protegernos. Tienen el instinto muy desarrollado, pero no sabíamos cómo funcionaba su cerebro para que fueran capaces de detectar todas esas sensaciones con tanta precisión. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana de México ha querido dar una respuesta a esa duda.

Se han servido de la tecnología de la resonancia magnética para escanear los cerebros de 4 perros de raza Border Collie que fueron entrenados para no moverse mientras se hacían estas pruebas. Delante de ellos, aparecían expresiones faciales de gente que no eran familiares para ellos, en las que se reflejaba felicidad, tristeza, enfado o miedo. Gracias a los escáneres y usando algoritmos de inteligencia artificial o aprendizaje automático, los investigadores fueron capaces de entender qué partes del cerebro se activaban con cada imagen, por lo que podían describir un patrón cerebral en cada una de esas situaciones.

Posteriormente, analizaron los diferentes patrones para poder deducir qué caras habían visto estos perros en cada momento. La que más llamó la atención de los científicos fue la expresión de felicidad, ya que es la que desencadenó mayor actividad cerebral, sobre todo en la zona del lóbulo temporal, la cual procesa información visual más compleja. Aún así, reconocen que deben ahondar más en cómo funciona ese proceso, algo que debe ser estudiado más a fondo.

Con toda la información que se ha recogido hasta el momento en este experimento será posible construir un dispositivo que nos ayude a los humanos a identificar de una mejor manera cómo se siente nuestra mascota o cómo interpreta el mundo que le rodea: lo que le da miedo, lo que le hace sentir feliz, cómo se siente cuando nos ve triste… Veremos en qué queda la idea.

Podéis consultar el estudio en el siguiente enlace.

Alberto Pascual García