Las ratas no pueden vomitar. La peculiar forma de su sistema digestivo hace que tengan una barrera gastroesofágica que hace que el reflujo (el vómito) sea practicamente imposible para ellas. Eso es algo malo para la especie, ya que en caso de ingerir un alimento envenenado, su organismo no puede expulsarlo y acaba provocándoles al muerte.

Pero podría ser algo bueno para nosotros. Investigadores de la University of Guelph están intentando desentrañar las claves biológicas de ese complejo mecanismo que inhibe la capacidad de vomitar. El objeto es intentar descubrir un modo de crear un efecto similar en seres humanos. Pero, ¿por qué?

El propósito es poder aplicarlo a los pacientes de cáncer que reciben quimoterapia. Dado que es un tratamiento muy agresivo, los efectos físicos adversos son numerosos, entre ellos, los vómitos. De esta manera, se podría lograr que no resulte tan incómodo, doloroso y desagradable recibirlos.

Fuente: Popular Science.

Vicente Fernández López