La herpetóloga Jill Fleming fue quien encontró en un bosque de Connecticut este extraño ejemplar de sapo. El animal carecía de rostro. No tenía ojos, ni fosas nasales, ni boca propiamente dicha. En su lugar luce una especie de muñón cubierto de tejido con una pequeña abertura que tal vez hiciera las veces de boca. Pero, ¿qué le había ocurrido realmente?

Los especialistas dudan de que se trate de una mutación, ya que es un ejemplar adulto, y un animal con esas características no habría podido sobrevivir durante mucho tiempo. Por ese motivo, y dado que fue hallado justo al terminar el período de hibernación, piensa que pudo ser atacado por larvas devoradoras de carne durante el mismo, y que la herida acabó cicatrizando de esa manera.

La pregunta entonces es: ¿logrará sobrevivir en esas condiciones? La autora del descubrimiento cree que si le ha sido posible hasta ahora, ha sido gracias a las reservas de grasa acumuladas en su cuerpo antes de iniciar la hibernación. Pero considera muy improbable que pudiera seguir haciéndolo, ya que tenía claros impedimentos para poder cazar o tragar algún alimento.

Fuente: LiveScience

Vicente Fernández López