La eterna lucha entre quién puede llegar a ser más inteligente, si un perro o un gato, llegó a finales de 2017 al terreno científico y todo gracias a un estudio de la Universidad de Venderbilt (EEUU). En él, la neurocientífica Suzana Herculano-Houzel analizó el cerebro de 8 animales carnívoros, entre ellos, el perro y el gato.

La idea era conseguir estudiar a fondo la materia gris de los cerebros de estos especímenes, pero no solo a nivel de tamaño o peso, sino también teniendo en cuenta otro factor importante como la proporción que tiene con respecto a cada cuerpo. Desde ese punto, y sumando el número de neuronas corticales que tienen estos animales, se puede llegar a comprobar con más detalle hasta qué punto puede llegar a ser la inteligencia, en este caso, de un perro o un gato: “Creo que el número absoluto de neuronas que un animal tiene, especialmente en la corteza cerebral, determina la riqueza de su estado mental interno y su capacidad para predecir lo que está a punto de suceder en un entorno basado en la experiencia pasada del animal”, apunta Herculano-Houzel.

Lo curioso es que anteriores estudios en este campo habían determinado que los gatos podrían tener unos 300 millones de neuronas, mientras que los perros solo llegarían a los 160 millones. Pero según este trabajo, las tornas son mucho más favorables para los perros, con casi 530 millones, mientras que los mininos se quedarían en menos de la mitad, unas 250 millones.

Además, de estos resultados, también llamó la atención que los canes son los que más neuronas tienen entre todos los carnívoros, a pesar de que su cerebro no es especialmente grande en comparación con su cuerpo. Para Herculano-Houzel, “este descubrimiento demuestra, a mi parecer, que los perros tienen la capacidad biológica para desarrollar acciones más complejas y con mayor flexibilidad en sus vidas que los gatos”.

Por si os ha surgido la duda, los humanos podemos llegar a tener 86.000 millones de neuronas, así que la diferencia es abismal.

Otros resultados de la investigación

El estudio también demostró que los carnívoros cazadores no tienen una cantidad de neuronas muy diferente a la que puedan tener los herbívoros. Así que, el hecho de tener un mayor instinto para dar con sus presas, no les hace tener un cerebro muy diferente.

Fuente: Science Alert | Frontiers

Alberto Pascual García