Tendemos a creer (tal vez por nuestra propia naturaleza) que los mamíferos somos en esencia criaturas diurnas. Pero puede que no siempre fuera así. Un nuevo estudio realizado por investigadores del University College de Londres, y de la Universidad de Tel Aviv, revela indicios que sostienen la tesis de que los mamíferos originalmente vivían de noche.

Según los autores del estudio, la causa de esos hábitos era el miedo a los dinosaurios. Por eso, fue hace unos 66 millones de años, a partir de la extinción de los grandes reptiles prehistóricos, cuando los mamíferos iniciaron el tránsito hacia un modo de vida diurna.

Una de las pruebas en la que se basa esta teoría está en los ojos. La mayoría de especies de reptiles y aves que se caracterizan por ser animales diurnos, tienen en sus retinas un área llamada fovea, que es en la que se focalizan los rayos de luz solar y que provee al individuo de una mayor agudeza visual. Pero entre los mamíferos tan solo nosotros y los primates tenemos fovea en nuestros ojos.Por el contrario, el resto de mamíferos tienden a tener más células de vara en sus glóbulos oculares, cuya función es ayudarles a captar poca luz en condiciones de ausencia de luz.

Su ausencia en el resto de especies de mamíferos se interpreta como una prueba de que estos animales en realidad están más adaptados para la vida nocturna que para la diurna. Además, muchas especies diurnas se caracterizan por tener muy desarrollados el olfato y el oído, sentidos característicos de los animales nocturnos.

Los investigadores creen que el paso de os mamíferos de una vida nocturna a otra diurna no se produjo de golpe, sino que fue el fruto de un proceso que pudo durar alrededor de diez millones de años.

Vicente Fernández López