El simpático morro de los delfines actuales les permite tanto atrapar presas con sus dientes, como hacerse con ellas por aspiración. Pero parece que la evolución tardó en producir una herramienta tan eficiente y, en el proceso de prueba y error, dio lugar a ejemplares de muy distinto aspecto. Incluso con un morro extraordinariamente corto y sin un solo diente. Así vivió hace entre 28 y 30 millones de años una especie, única en su género, recién descrita en Proceedings of the Royal Society B.

Un submarinista descubrió en el río Río Wando, en Charleston (Carolina del Sur), un cráneo fósil que los investigadores han atribuido a una criatura de unos 1,20 m de longitud, más pequeño que sus parientes más cercanos y mucho más que los delfines mulares actuales, con sus hasta 3,5 m. Lo bautizaron Inermorostrum xenops (que significa «morro sin defensa») y creen que ingería, succionándolos, peces, calamares y otros invertebrados de cuerpo blando, en una dieta parecida a la de las morsas. La presencia de una serie de canales y orificios profundos en la zona delantera del cráneo, seguramente ocupados por arterias, indicaría la presencia tejidos blandos, como grandes labios y quizá hasta bigotes.

Robert W. Boessenecker, profesor de geología de la Universidad de Charleston y primer autor del estudio, ha declarado que “los morros cortos y largos han aparecido muchas veces en distintas partes del árbol de la evolución – y que los delfines modernos, como el delfín mular, con un morro dos veces más largo que ancho, representa la longitud óptima, que les permite tanto capturar peces como alimentarse por succión”.

Otra miembro del equipo, Danielle Fraser –paleontóloga del Museo Canadiense de la Naturaleza– destaca los interrogantes que plantea Inermorostrum: “El descubrimiento de un cetáceo que se alimenta por succión ya en esa época tan temprana de su evolución nos está obligando a revisar lo que sabíamos sobre la rapidez con la que aparecen nuevos rasgos y los factores que propiciaron la evolución de los primeros cetáceos”, explica. “Uno de ellos, muy importante, puede haber sido una mayor productividad del océano”.

Hará falta tiempo para obtener respuestas. Mientras tanto, el nuevo fósil quedará expuesto en el Museo de Historia Natural Mace Brown en la Universidad de Charleston.

Pilar Gil Villar