Las personas que prefieren un perro a un gato suelen tener muy claros sus motivos: «son menos traicioneros», «son más cariñosos», «demuestran más empatía»… Casi todas las razones aluden a esa independencia que muestran los felinos, a los que parecemos importarles muy poco.

Pero una nueva investigación publicada en Behavioural Processes ha tirado por tierra esta teoría y ha demostrado que los gatos disfrutan de la interacción con los seres humanos. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores contaron con 50 gatos ‘voluntarios’ (una muestra muy reducida) caseros y también rescatados en circunstancias difíciles. Después, les privaron de determinados estímulos, como comida, interacción humana, olores y juguetes.

Cuando los investigadores les daban la posibilidad de interactuar con su estímulo favorito, los gatos escogieron a los seres humanos. Incluso por encima de la comida. Según explican los investigadores, «tal vez no compartan tu alegría con un sonido entusiasta o afecto físico, sin embargo, en el fondo, los gatos también sienten un vínculo inquebrantable con sus dueños».

Fuente: iflscience.com

Rafael Mingorance