La rebelión de los simios

En este caso la rebelión de los simios ha sido literal. Porrazos, gritos, bocados y un reguero de sangre fueron los protagonistas de la escena. Los hechos acaecieron en la reserva Fongoli, ubicada al sureste de Senegal. Una comunidad de 31 a 35 chimpancés habitaba pacíficamente hasta que ocurrió el drama.

Según han explicado primatólogos norteamericanos y alemanes en el Journal of Primatology, no es frecuente que los machos de una comunidad ataquen a uno de los suyos. Más bien, dirigen su ira hacia aquellos ajenos a su entorno, los cuales tienes intenciones de arrebatarles hembras o comida. En este caso, ocurrió en una comunidad donde los machos doblaban el número a las hembras adultas. Las observaciones, realizadas entre 2005 y 2013 mostraron una convivencia pacífica, hasta el momento en el que Foudouko, un chimpancé que perdió su estatus de líder a consecuencia de una grave lesión.

En un principio fue desterrado por sus heridas y suplantado por Mamadou, su compañero macho beta. Pero en 2012, el antiguo líder volvió a dejarse ver en su antiguo hogar. Mamadou recuperó su antiguo estatus, pero el dominante era su hermano, bautizado como David por los primatólogos. Aunque los miembros varones de la comunidad no parecieron sentirse amenazados, una noche, con nocturnidad y alevosía, fue atacado por sus compañeros. Por la mañana, los investigadores encontraron sus restos mortales con heridas en los genitales, brazos, piernas, espalda y cuello. Fue un asesinato colectivo en el que incluso intentaron comerse a su exlíder.

Según afirma Jill Pruetz, autora principal de la investigación, «fue increíble. Una hembra se comió gran parte de su cuerpo, precisamente la madre de los dos machos dominantes de la comunidad«. El único que intentó hacer algo por el caído fue Mamadou, su antiguo compañero cuyo gesto, desgraciadamente, le costó la expulsión de la comunidad.

Fuente: iflscience.com

Redacción QUO