La simpática foto que ilustra esta noticia puede adquirir un matiz siniestro a raíz de un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Estrasburgo, según el cuál, comer maíz convierte a los hámsters en voraces caníbales.

Según los autores del informe, los hámsters europeos han pasado de comer semillas e insectos, a practicar una dieta basada casi únicamente en el maíz. Pero, ¿qué relación tiene esta cambio en los hábitos alimenticios? La clave está en la falta de la vitamina B.

La dieta basada exclusivamente en el maíz provoca en los roedores una grave deficiencia de esta vitamina. Y las consecuencias es que su cuerpo se hincha, su lengua se vuelve negra y desarrollan comportamientos insólitos, entre ellos el de devorar a sus propias crías. Curiosamente, cuando a a los hámsters se les suministra dicha vitamina, su estado se normaliza y sus instintos caníbales desaparecen.

Hay que decir que a los humanos nos sucede algo similar. En la Edad Media se produjo una epidemia de pelagra, una enfermedad que surgió en los tiempos de hambruna, cuando las gentes necesitadas se alimentaban casi únicamente de maíz. Quienes la sufrían desarrollaban comportamientos cercanos a la demencia y, en ocasiones, también incurrían en el canibalismo. De hecho, esta enfermedad está considerada como el origen de muchas leyendas e historias populares sobre monstruos y vampiros.

Vicente Fernández López