Seguro que lo has visto más de una vez en los documentales o en el zoo: a los chimpancés les encanta mirarse el trasero. Y no es porque sea el ombligo humano (que a algunos tanto les gusta mirarse), sino por una buena causa: de esta forma consiguen reconocer a sus compañeros de un solo vistazo.

Igual que los seres humanos reconocemos a nuestros amigos, colegas y seres queridos mirando sus rostros, los chimpancés lo hacen mirando el culo de sus tocayos. Además, también les facilita otros datos, como el estado de salud o su atractivo físico. Nunca la famosa frase de «tienes el atractivo en el trasero» o «caraculo» tuvo más sentido.

Según Mariska Kret, neuropsicóloga de la Universidad de Leiden: «las caras son de gran importancia para las personas, ya que todas las características del rostro están dispuestas de tal forma que les permita comunicarse u obtener más información».

Según Kret, «vemos caras tan a menudo -casi siempre en posición vertical-, que nuestro cerebro ha creado una especie de acceso directo que haga el proceso de reconocimiento más eficiente. Pero esto solo funciona si los rostros están en posición vertical». Los investigadores encontraron un fenómeno similar entre los chimpancés, que, en este caso, eran más rápidos en reconocer las nalgas de otros cuando se las ponían en posición vertical (y más lentos cuando estas se invirtieron).

Fuente: dailymail.co.uk

Redacción QUO