Ser un ladrón profesional, y encima reincidente, tiene sus riesgos. Y es que, cuando te pillan, vas a la cárcel. Pero la cosa cambia si el caco no es un ser humano, sino un mono. Dado que en India no hay ninguna ley que decrete la prisión para los simios, lo que suele ocurrir es que el animal se enfrente a la ira del pueblo, harto de sus crímenes. Y eso fue curiosamente lo que le ocurrió a este mono. Es cierto que verlo así, atado e inmovilizado, despierta compasión. Pero no se dejen engañar por su lastimero aspecto, ya que este mono era uno de los criminales más buscados de Bombay. Llevaba meses asaltando los puestos callejeros para robar viandas, además de causando destrozos, de atacar a los transeuntes, y de robar el alimento a otros de su misma especie. Finalmente, los vecinos le capturaron en una redada y, como castigo, le sometieron al escarnio y la humillación pública.

Vicente Fernández López