Las cosas se torcieron un día allá por el Mesozoico. Mientras comenzaban a formarse las futuras Montañas Rocosas y al mundo le quedaba cada vez menos tiempo para vivir la gran extinción del Cretácico, la vida de un dinosaurio se truncó para siempre. Se trata del primer caso diagnósticado de artritis séptica en estos reptiles gigantes.

Esta forma de artritis se produce por la invasión de un agente infeccioso (como una bacteria o un steptococo) que causa una inflamación de las articulaciones. El fósil, aparecido en Nueva Jersey, se limitaba a un simple fragmento de un brazo que había permanecido millones de años bajo tierra. Sin embargo, como mostró la autopsia, en éste se hallaba un exceso de necrosis y crecimiento óseo (inflamación).

“Este diagnóstico solo fue posible debido a la exploración interna de la patología por microtomografía, que también garantiza que dicha información no se perderá gracias a los datos digitales ahora accesibles”, explican los autores de este estudio publicado en la revista The Royal Society Open Science.

Los investigadores se refieren a los escáneres Micro-CT, que ahora mismo están alcanzando bastante popularidad en el mundo investigador, ya sea a la hora de realizar diagnósticos en fósiles de dinosaurios, la creación de copias digitales de antenas o analizar la reproducción de las plantas desde dentro. Son capaces de recrear modelos virtuales en 3D a través de rayos X.

En el fósil se halló otro problema ya conocido en otros dinosaurios: la enfermedad de la pirita. Este mineral, compuesto de disulfuro de hierro, produce una reacción química en los huesos fragmentándolos y agrietándolos. La microtomografía consiguió diagnosticar la artritis superando este contratiempo que dificulta el estudio de los fósiles.

El estudio está disponible actualmente online.

Redacción QUO