En enero de 2015, Tilda, una orangután del zoológico de Colonia, Alemania, demostró que era capaz de imitar los sonidos comparables a vocales y consonantes con el mismo ritmo que los humanos. El estudio fue realizado por Adriano Lameira, quien, inspirado por la capacidad de Tilda, buscó esa capacidad en otros orangutanes. Y las encontró en Rocky, un orangután de 11 años que podría ser la clave para comprender cómo evolucionó el lenguaje en los seres humanos desde los tiempos de los grandes simios.

En este nuevo estudio, publicado en Scientific Reports, Rocky fue capaz de imitar los sonidos de vocales de los investigadores, demostrando que podía controlar su voz. Esta es, según los resultados de la investigación, la clave que probaría que el habla nos llegaría de los grandes simios. Anteriormente se creía que estos eran incapaces de producir nuevos sonidos, dado que el habla es una conducta que se aprende y por lo tanto no podríamos haberla heredada de ellos.

Para comprobar que los sonidos no eran casuales o coincidencias, el equipo de Lameira comparó las imitaciones que hacía Rocky con una base de datos de audio de más de 12.000 horas procedentes de orangutanes salvajes y de diferentes zoológicos. Y llegaron a la conclusión de que los que Rocky producía eran muy diferentes, lo que sería una prueba de que puede aprender a controlar su voz y a realizar sonidos nuevos.

“Aún no está claro cómo habría evolucionado la palabra oral a partir de los sistemas de comunicación de los grandes simios – explica Lameira –. En lugar de aprender nuevos sonidos, se suponía que los sonidos emitidos por los grandes simios eran producto de la excitación sexual, sobre la que no tienen ningún control. Pero nuestra investigación demuestra que los orangutanes tienen la capacidad potencial para controlar la acción de su voces. Así, este control, podría derivar de un antepasado evolutivo con capacidades de control de voz similares a los encontrados en los orangutanes y en todos los grandes simios en general”.

Juan Scaliter