«La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas», así se expresó en una ocasión Miguel Ángel Buonarroti, autor de la bóveda de la Capilla Sixtina. Esta obra de arte, patrimonio de la humanidad, se compone de una constelación de pequeñas figuras que forman un conjunto tan poderoso que atrae cada año a millones de visitantes.

La indefinición del arte es tal que hasta una sopa de tomate nos puede arrancar el asombro, pero esta situación no solo se da con creaciones humanas. En este caso, se trata de un espectáculo que constantemente sucede en el reino vegetal.

Gracias a un microscopio electrónico y la fotografía de alta velocidad, un equipo de investigadores norteamericanos y chinos consiguieron documentar gráficamente cómo las plantas del desierto absorben las gotas de agua de la niebla.

La escena procede de un pequeño mugo llamado Syntrichia carninervis que atrajo la atención de los científicos por su adaptación para recoger el agua del aire y ‘solidificarla’.

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Redacción QUO