En la playa de Las Palmeras de Almería se celebró ayer el Día Mundial de las Tortugas Marinas con una ceremonia muy especial: la suelta, ante más de un centenar de niños, de una docena de tortugas de la especie Caretta caretta, más conocida como tortuga boba. Todas ellas habían nacido allí mismo en septiembre de 2015. Como su especie se encuentra en peligro de extinción, un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), decidió que se las criara en cautividad, hasta que tuvieran más posibilidades de sobrevivir a muchos peces, encantados de encontrar alimento con un caparazón aún tierno.

Ocho de ellas han permanecido en el Centro de Gestión Sostenible del Medio Marino Andaluz de Algeciras y cuatro en el Acuario de Sevilla. Ahora han pasado a formar parte de un proyecto dirigido por el investigador del CSIC Adolfo Marco, destinado a recabar datos sobre su comportamiento que contribuyan a diseñar mejores estrategias de protección. Por eso, se han insertado en cuatro de ellas unos localizadores con GPS que envían datos por satélite cada vez que el animal sale a la superficie. “Con esta suelta pretendemos alcanzar dos objetivos muy diferentes. Queremos hacer el seguimiento de estos ejemplares, recabar más datos y aumentar el número de tortuga boba en mar abierto, pero también buscamos concienciar a la población sobre su especial situación, ya que están en peligro de extinción y los ciudadanos, con pequeños gestos, pueden hacer mucho para ayudarlas”, manifestó Marco durante la ceremonia.

Los pequeños ejemplares, que miden menos de 20 cm y pesan hasta 1 kilo, consiguieron desplazarse hasta el agua y nadar en ella, a pesar de la curiosa forma que el transmisor da a sus cuerpos. Como el dispositivo se alimenta con energía solar, su carga de batería está garantizada.

Ya solo tienen que encontrar alimento –como jureles, boquerones, chipirones o medusas– y superar múltiples peligros, como las pescas accidentales o las redes abandonadas en las que se pueden enganchar.

La invitación para que los niños participaran en el evento estaba orientada a concienciarles sobre la importancia de ir reduciendo en lo posible las amenazas a esta especie. Como explicaba Adolfo Marco, “al vivirlo en primera persona los niños aprenden por qué es importante que las playas estén limpias de plásticos para no dañar a las tortugas y que es fundamental respetar su tranquilidad cuando se acercan a la arena para poner sus nidos, ya que de la ubicación podrá depender la supervivencia de los huevos y que las crías lleguen a nacer”.

Aquí puedes ver toda la historia del proyecto:

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Pilar Gil Villar