Las estimaciones más favorables hablan de que los depósitos de uranio apenas durarán cien años más. Pero los océanos del planeta tienen una reserva de más de 4.000 millones de toneladas, suficiente para la demanda global de los próximos 10.000 años. Hasta hace muy poco, este recurso era imposible de explotar debido a la complejidad y los costes de la misión. Pero desde hace cinco años, un grupo multidisciplinar e internacional de científicos ha comenzado a trabajar para hacerlo posible. Y tan cerca están del éxito que todo el número de la revista Industrial & Engineering Chemistry Research, publicada por la Sociedad Estadounidense de Química (ACS), está dedicado a ello.
«Para que la energía nuclear siga siendo una fuente de energía sostenible – afirma Phillip Britt, del Oak Ridge National Laboratory y uno de los directores del programa internacional, en un comunicado –es necesario disponer de una fuente económicamente viable y segura de uranio”.
Básicamente los expertos han desarrollado un material capaz de absorber solo uranio de agua de mar. Se trata de fibras de polietileno que contienen un químico, amidoxima que atrae al uranio. Aunque las pruebas se han realizado en laboratorios de todo el mundo, los resultados son muy esperanzadores. El material no sería dañino para la vida marina y, según constaba en los artículos publicados, se había conseguido extraer unos 5,2 gramos de uranio por kilo de material en menos de dos meses. Pruebas más recientes elevaron un 15% las cifras. La ventaja de esto es que podría aplicarse a otros elementos igual de tóxicos, cambiando el químico que los atrae.

Juan Scaliter