Jonathan es casi bicentenaria, lo que la convierte en la tortuga más vieja del mundo. Nació en las Seychelles hace 184 años pero, a finales del siglo XIX fue trasladada a la isla de Santa Helena que, desde entonces, ha sido su hogar. Pero, desde que vino al mundo, nunca había tomado un baño. Una sensación completamente nueva para ella que ahora ha podido experimentar.

El motivo de que la lavaran no fue médico. Simplemente, se la quiso limpiar para que luciera un aspecto más lustroso con motivo de la visita de un miembro de la familia real británica. Pero quitar toda la mugre que tenía acumulada desde hace casi dos siglos, no fue una tarea fácil. Se necesitaron varias horas frotando su caparazón y su carne con una esponja empapada en un líquido similar al que se utiliza para esterilizar los quirófanos.

¿Le gustó a Jonathan su baño? La verdad es que el veterinario que se encargó de limpiarla asegura que el animal ni se inmutó durante todo el proceso. Y, dado que hay ejemplares de su misma especie que han vivido hasta casi trescientos años, puede ser que pase otro siglo antes de que el animal se bañe por segunda vez.

Redacción QUO