La langosta mantis (un crustáceo del orden de los estomatópodos) es muy conocida por su capacidad visual: mientras los humanos tenemos 3 tipos distintos de conos receptores de luz (para el verde, el azul y el rojo), este animal marino tiene 16. Quizás a ello se debe el descubrimiento. A las langostas mantis le gusta mantener sus conversaciones en privado y se comunican utilizando la polarización de la luz. Han evolucionado de tal modo que tienen “reflectores” que controlan la polarización de las señales visuales. Son muy pocos los animales que pueden ver esto, lo que les permite dialogar sin atraer la atención de depredadores, presas o competencia por el alimento.
Para comprender el funcionamiento de este lenguaje, expertos de la Universidad de Bristol, estudiaron y descubrieron que las langostas mantis poseen una estructura polarizadora como la que jamás habíamos visto: manipula la luz a través de la estructura del material, no por la profundidad, que es como funcionan las lentes polarizadoras habitualmente. Una suerte de metamaterial biológico: sus propiedades tienen que ver con su estructura y no con su composición. “Cuando se trata de desarrollar nuevos polarizadores – explica Nicholas Roberts, responsable del trabajo publicado en Scientific Reports – la naturaleza ha encontrado una solución en la que ni siquiera habíamos pensado. Las industrias ópticas están muy interesadas en este tipo de tecnología que lleva millones de años de prueba”. El conocimiento que aporta este hallazgo permitirá desarrollar nuevos dispositivos ópticos para cámaras, lectores de DVD o telescopios.”
Más información: A shape-anisotropic reflective polarizer in a stomatopod crustacean.

Juan Scaliter