El calentamiento global es uno de los motivos que actualmente está obligando a un gran número de especies a buscar nuevos sitios donde vivir, o mejor dicho, sobrevivir. Pero el movimiento que siguen se desconoce. Solo hay indicios, pistas como las que ha localizado un equipo de Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales, que sugieren que los árboles mediterráneos pueden estar permitiendo que haya menos congéneres nuevos en altitudes bajas, donde medraban hasta ahora, para que los ya establecidos crezcan más.

La idea de la investigación se basa en que existe una compensación entre abundancia y crecimiento. Según explican los científicos en el artículo, publicado en la revista Perspectives in Plant Ecology, Evolution and Systematics, los nuevos árboles se están viendo desplazados hacia zonas más altas, en busca de un clima más fresco, a costa de que los ya establecidos en las alturas más bajas crezcan más.

Puede que este mecanismo sirva para contrarrestar el efecto negativo que el calentamiento global tiene en las altitudes más bajas donde hasta ahora no habían tenido problemas. O sea, para verlo claramente, quizá la frontera de las áreas geográficas en las que pueden vivir se está desplazando hacia arriba a causa del cambio climático, obligando a los árboles a planear su crecimiento a mayor altitud si no quieren quedarse fuera de su zona de confort.

Lo más interesante del estudio es que se analizaron cinco especies con marcadas diferencias: pino silvestre (Pinus sylvestris), pino negro (Pinus uncinata), haya común (Fagus sylvatica), encina (Quercus ilex) y pino laricio (Pinus nigra). Todas ellas se estudiaron en zonas montañosas de España y, pese a sus respectivas peculiaridades, mostraron un comportamiento similar.

Redacción QUO