La vida es dura hasta en el estanque de tu patio trasero, como ha demostrado el artista Wim van Egmond, del Museo Metropolitano de Países Bajos. Allí grabó una escena dramática de incalculable belleza artística y técnica. Su vídeo muestra dos organismos unicelulares ciliados, seres microscópicos que habitualmente nadan por las aguas moviendo sus tentáculos, que representaron ante su cámara el cruel ciclo de la vida: el mayor, del género Trachelius, se come al pequeño, del Campanella, que agita sus cilios desesperadamente hasta el último instante.

“La vida salvaje está cerquísima de nosotros, pero la mayoría nunca mira suficientemente cerca como para apreciarla”, ha señalado van Egmon, quien gracias a su cámara ha captado la escena ganadora del concurso Nikon Small World in Motion. Su trabajo encabeza este vídeo único, que ta,bién recoge trabajos como el de la segunda clasificada del certamen, Danielle Parson. La comunicadora científica estadounidense capturó cómo una termita digiere la madera con la ayuda de otros organismos. Así ha recordado al mundo que la vida es maravillosa, y mucho más cuando la óptica más moderna nos la muestra en plena actividad.

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Redacción QUO