Cuando Bulwagi, un elefante africano, llego al zoo de Birmingham en 2010 ya tenía su colmillo roto. Una grieta de unos 20 centímetros lo recorría a lo largo. Esto no es inusual en los elefantes que dependen en gran medida y que utilizan para recoger, raspar corteza de árboles o intimidar a otros elefantes. Por ello, al igual que ocurre con los huesos humanos, los colmillos de vez en cuando se fracturan, ya que los animales ponen cantidades descomunales de presión sobre ellos.
Cuando se forman grietas, los veterinarios generalmente los unen con anillos de bronce antes de que la ruptura llegue a producir infecciones. Pero cuando los veterinarios de Bulwagi pidieron a Brian Pillay, de la Universidad de Alabama en Birmingham, una solución, Pillay decidió abordar el problema desde la ciencia de materiales. Y su respuesta fue una abrazadera, a medida hecha con una combinación de capas de fibra de carbono y fibra de vidrio.

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El equipo de Pillay realizando la abrazadera con fibra de carbono
Para ello, lo primero que tenía que descubrir Pillay era cuánta fuerza debería soportar el colmillo, para que el material pudiera soportarla. “Tratamos de quitar al elefante fuera de la ecuación – explicó Pillay en una reciente entrevista a la revista Wired – y medir las fuerzas directamente desde el punto de vista del colmillo.” esto permitió crear una abrazadera capaz de soportar diferentes presiones desde distintos ángulos. Todo el material utilizado es el mismo que se emplea en la industria aeronáutica y espacial.
Por ahora Bulwagi es un conejillo de indias en el que se está probando esta técnica. Los veterinarios del zoo de Birmingham Zoo y Pillay están observando al paquidermo para ver cómo interactúa con su “nuevo colmillo” y la respuesta de este en la rutina diaria de Bulawi. Si todo sale como esperan, la técnica se importaría primero a otros zoos y luego a la naturaleza.

Juan Scaliter